¿Cuáles son las sensaciones al bucear?
Son muchas las personas que nos hacemos esta pregunta antes de iniciarnos en cualquier actividad nueva para nosotros. La respuesta, como casi siempre, dependerá de cada uno. Las sensaciones que tenemos al bucear van a diferir según nuestro perfil, nuestra personalidad, la experiencia que tengamos o hayamos tenido con el mundo acuático, las vivencias en nuestro pasado con este tipo de actividades, nuestra sensibilidad ante el cambio que supone probar cosas nuevas…
Hay diferentes variables que dependen, sencillamente, de nuestra forma de ser. A todas ellas deberemos añadir otras variables que no dependen de nosotros pero que sí pueden afectar directa o indirectamente a nuestra experiencia de buceo. Son las variables externas.
Aún así, hemos de saber que tanto esas variables como esas sensaciones iniciales, pueden cambiar con el tiempo. Parece que son demasiados aspectos pero, si lo piensas bien, cualquier nuevo reto, cambio o aprendizaje se basa en el mismo sistema y tienen un proceso similar. Lo veremos más detalladamente en otro post.
Vemos que las sensaciones al bucear dependen de diferentes aspectos y no es fácil describir estas sensaciones para todo el mundo, ni siquiera resultará nunca certero al cien por cien para todo aquel que lea estas palabras. ¿Por qué? porque, en mi humilde opinión, la variable que más afecta es nuestra forma de ser, nuestra personalidad. De modo que va a depender mucho de cada persona; no obstante, tras llevar unos cuantos años buceando en varios lugares, con personas de diferentes nacionalidades y muy dispares entre sí, puedo extraer un puñado de sensaciones que suelen ser comunes en la mayoría de las personas que comienzan a bucear.
Sensación de nerviosismo antes de bucear
Sí, es la sensación que podemos tener antes de bucear en nuestras primeras inmersiones, al comenzar el curso o previo a un bautismo de buceo. Esta sensación puede incluso comenzar la noche anterior o el día previo a nuestra inmersión. No tiene porqué ser así pero la mayoría de personas lo comentan, de modo que es algo bastante normal y en mi opinión es algo muy natural. Cuando hacemos cualquier deporte, antes de un partido importante, la noche previa a un viaje muy esperado, los días que anteceden a un examen, esos minutos antes de la evaluación del carnet de conducir… cualquier situación que suponga una «salida extra» de nuestra rutina nos suele provocar esta sensación de nerviosismo que no es, de ningún modo, algo negativo.
Simplemente es inquietud por lo nuevo, curiosidad por lo que nos viene, se comienzan a segregar esas sustancias químicas en nuestro cerebro como la adrenalina y la serotonina, que serán las que nos mantengan más atentos e implicados, nos ayuden a evolucionar y nos proporcionen, a la larga, esa sensación de bienestar que vendrá después.
Sensación de Inseguridad ante el buceo
Tampoco tiene que darse en el cien por cien de los casos pero creo que es una sensación muy presente y que casi siempre se da tras la sensación de nerviosismo. También diré que es positivo que nos topemos con esta sensación cuando estamos empezando. ¿Por qué? Es aquí cuando me gusta diferenciar la sensación de inseguridad del riesgo. Cuando estamos comenzando a bucear el riesgo se minimiza a cero porque estamos en dependencia directa de un instructor (si estamos en un bautizo o curso) o muy cerquita de un buceador muy experimentado que muy probablemente será también instructor de buceo (si estamos en cualquiera de nuestras primeras inmersiones).
Pero es lógico que en los momentos previos a la salida de buceo nos venga esa sensación de «inseguridad». Simplemente es una reacción natural de nuestro «yo humano» porque estamos ante una situación que todavía no es rutinaria para nosotros, además se desarrolla en el medio acuático, que no es nuestro medio de vida natural y simplemente nos pone en «alerta» porque conocemos todo lo que debemos conocer, pero todavía no lo dominamos.
No recordarás la primera vez que cogiste un lapicero, quizás si recuerdes la primera vez que cogiste el mando de la Play Station y muy seguramente recordarás la primera vez que te montaste a los mandos de un coche ¿Esto qué es? ¿Cómo manejo esta situación? Sé lo que he de hacer pero… no lo controlo. Inseguridad. Que realmente yo la llamo «falsa inseguridad» o «inseguridad natural» ya que realmente lo que hay es mucha seguridad. Pero esa sensación de falta de control no lo es tal. Simplemente es falta de costumbre, cuestión de práctica, número de inmersiones.
De modo que no hay que mosquearse si esta sensación nos inunda mientras desayunamos o mientras vamos de camino al centro de buceo a hacer nuestra segunda inmersión, nuestro décimo buceo o el bautismo que tanto llevamos esperando.
Esta sensación es positiva porque hace que nos mantengamos atentos a nuestro instructor o pendientes del guía de la inmersión y nos convierte en buceadores prudentes, nos brindará más posibilidades de aprendizaje y hará que absorbamos como esponjas toda experiencia que pase por nuestro lado. Nos hace, en definitiva, mucho más seguros. Es por ello que me gusta llamarla «Falsa Sensación de Inseguridad».
Sentimiento de Inferioridad
Es otra sensación que se puede dar. Llegamos al centro de buceo con nuestra pizca de inseguridad de principiante y nuestro toque de nerviosismo natural que antes hemos descrito. Puede ser que con todo ello… algunos «simpáticos buceadores» nos rematen la jugada. Sí, no debería pero puede darse. Aquí si que influye mucho nuestra manera de ser y también afectará el entorno o, mejor dicho, las personas con las que vayamos a bucear en esa ocasión o incluso el centro de buceo donde estemos en ese momento. ¿A qué me refiero?
Estamos recién llegados al centro o escuela de buceo y mientras dejamos nuestras cosas y rellenamos papeleo tenemos al lado a otros submarinistas hablando de:
- Los tiburones blancos que hay el mar de Sudáfrica .
- La supercorriente que tuvieron en la inmersión del día anterior.
- El hipersupermaxitsunami que predijeron los mayas.
- La vez que el primo, del cuñado de la amiga, de la tía de su abuelo se quedó sin aire en su primera inmersión.
- El pulpo gigante que en la inmersión nocturna de ayer «casi le come el pié».
- El toro que mató a Manolete.
Estamos sentados en una silla del centro con nuestro bañador de flores y nuestras chancletillas de Brasil; están sacando nuestro equipo de buceo mientras vemos cómo «esos tipos» permanecen de pié con sus dos botellas, sus trajes secos llenos de válvulas y sus botas de astronauta. Nos giramos y vemos a dos buceadoras con sus trajes de camuflaje, portando las cámaras con las que se rodó la película de Jumanji hablando de la velocidad de obturación en el disparo y del foco de mil euros que se acaban de comprar. Nos damos la vuelta de nuevo y vemos cómo en la silla de al lado se nos ha sentado Rambo (que hoy le toca buceo), se está colocando en la pierna un cuchillo de dos palmos y está a punto de colocarse un C4 en el hombro por si la situación lo requiere.
Luego viene el señor que va a llevar el barco con una camiseta de Ron Bacardi que se ciñe a su hermosura de cuerpo y porta en una mano un abano de Fidel y… en la otra un garfio con la bolsa del Mercadona colgando. Esto último… tendría más que ver con el miedo que con la inferioridad. Pero bueno, me apetecía poner una imagen de Barba Roja en esta entrada del blog.
Cualquier situación de las descritas podrán darse, os lo aseguro. Es posible que nos venga esta sensación de inferioridad, pero… todo está en nuestra mente. Cuando vas a una pista de esquí por primera vez las sensaciones son similares, al igual que tu primer día en un gimnasio o esas primeras veces que sales con un grupo de expertos ciclistas. No hay que preocuparse, te aseguro lo siguiente:
- A los tiburones blancos… hay que ir a buscarlos. No aparecen como en la peli.
- Si hay una supercorriente… tranquilo, se buceará en otro lugar donde no la haya.
- No puedes quedarte sin aire en una inmersión.
- Los de los trajes de astronauta… van simplemente a bucear. Seguramente, de hecho, harán la misma inmersión que tú.
- Quizás en un futuro próximo tendrás tu traje de astronauta o estarás buscando un foco parecido al de las chicas de la súper-cámara.
- Rambo… jamás usará ese cuchillo contra megalodón.
- El patrón de barco que he descrito antes… todavía no lo he visto. Pero estaría genial.
El agobio previo al inicio del buceo
Es posible que una de las sensaciones al bucear se presente en forma de agobio. ¿Cuándo? pues normalmente en esta etapa, mientras somos principiantes o plenamente novatos. ¿Por qué? Nunca (o casi nunca) hemos llevado un equipo de buceo, el neopreno nos aprieta, en ocasiones nos va pequeño (ya que muchos centros de buceo carecen de las tallas adecuadas), la zona del cuello suele ir bastante justa, como debe ser pero no es nuestro equipo, todavía no tenemos soltura para equiparnos, nos cuesta, gastamos energía…
Luego nos ponemos el chaleco, también hay que ajustárselo, la botella en la espalda pesa, no nos manejamos bien con todo ello y para colmo, embutidos, apretados y con poco margen para maniobrar toca ponerse las aletas, tarea difícil cuando somos principiantes. A esto le sumamos la humedad, el calor, ese sol radiante que nos hace sudar. Es el cócktail perfecto para que nos topemos de bruces con esta sensación de agobio. Créeme, esto es cosa de estar empezando en algo nuevo, nada más.
¿Tiene solución?
¡Claro que sí! de lo contrario nadie querría bucear. Tenemos que alimentarnos bien, pero ligero, la noche de antes y el día en el que vamos a bucear. Hemos de estar siempre bien hidratados. Si hace calor o demasiado sol nos abrocharemos la parte superior del traje justo en el último momento, nuestro compañero, guía o instructor nos ayudará a colocarnos el chaleco con toda seguridad y las aletas nos las colocaremos (también con ayuda de alguien) justo antes de entrar al agua. Una vez en el agua se va el calor, el equipo deja de pesar y las aletas son nuestras mejores aliadas. ¡Todo cambia en el agua!
Cuando lleves unas cuantas inmersiones, cuando tengas tu propio equipo de buceo o lleves un tiempo buceando con el mismo equipo… te equiparás tu sólo, con total soltura y facilidad, tres minutos antes de ir al agua. El agobio se ha transformado en placer en menos de tres minutos, ¡estás buceando!
La sensación de mareo al bucear
Otra posible sensación es el mareo. A quién no le ha dado esta sensación alguna vez en el barco o nada más tirarse al agua. Es algo muy normal, sobre todo la primera o primeras veces que vamos a bucear. ¿Cuántos bautismos de buceo no llegan a realizarse por este motivo? varios. ¿Cuántos inicios de curso terminan con algún vómito? algunos ¿En cuántas inmersiones alguien se ha de quitar su traje de buceo y tirarse al agua para «espabilarse»? pues… también lo vemos.
Esto no es una sensación mental, obviamente es una sensación fisiológica y normal. Si no estamos acostumbrados al mar, si no hemos ido varias veces en barco y sobre todo si nadie nos ha explicado nada sobre la biodramina y, en ocasiones, puede ocurrir que ni sepamos de su existencia pues… podremos marearnos antes de nuestra inmersión y esto, realmente, no es muy agradable que digamos. Nos puede complicar la inmersión y en numerosas ocasiones optaremos por no bucear.
Es tan sencillo de solucionar que en numerosas ocasiones ningún compañero, ni guía, ningún instructor o centro de buceo nos lo mencionará. A veces lo dan por hecho, otras veces se les olvida y en algún caso es como si «por ciencia infusa» debiéramos saberlo por nosotros mismos. Nos tomaremos una biodramina (mucha gente lo hace incluso para ir en coche en viajes largos) media horita antes de ir al punto de inmersión y evitaremos esta mala sensación. ¡Solucionado!
Hemos nombrado, hasta ahora, cinco sensaciones del buceo que en un principio nos quitarían las ganas de bucear. Ya hemos visto que no es así pero… ¿quieres conocer las demás sensaciones al bucear? ¡éstas son las buenas!