La sensación al bucear

En el post anterior hablamos sobre la sensación al bucear que solemos tener al inicio. Podrían parecer poco deseables. También concluimos que ésas sensaciones sólo se dan cuando estamos empezando, cuando probamos el submarinismo por vez primera y además explicamos que no eran sensaciones negativas realmente sino que eran sensaciones totalmente lógicas, naturales e incluso, algunas de ellas, necesarias. Eran éstas.

La otra sensación al bucear

En el post de hoy continuamos hablando de la sensación al bucear. Son varias y van apareciendo, tras las anteriores, cuando estamos empezando a bucear, las que hacen que compense bucear y sin duda alguna son las que perduran y perdurarán por siempre en cada inmersión que realicemos.

Relax y tranquilidad

Tranquilidad y meditación

Tras todos los preparativos, el viajecito en barco, la locura de equiparnos todos al mismo tiempo en un espacio, a veces reducido, el calor del sol, el sudor y el «pequeño agobio» de vestirnos y colocarnos toda la parafernalia de buceador llega el momento. ¡Al agua!

En el agua desaparece el calor, dejamos de sudar, el solazo no molesta, flotamos, respiramos hondo y tranquilos, el barco ya no se mueve, las risas y la cara de felicidad de los que nos acabamos de tirar al agua eliminan cualquier sensación negativa. Nos damos el OK y empezamos a deshinchar los chalecos… comienza el descenso, el silencio, se incrementa el espacio al infinito, el equipo se vuelve cómodo, nada pesa, respiramos y sólo se escuchan las burbujas de nuestros compañeros de buceo. Estamos como pez en el agua; nunca mejor dicho.

Control y seguridad

Nos hemos relajado, estamos descendiendo bajo el agua y todo parece pararse, estamos en el otro mundo, que antes no era el nuestro, pero ahora sí; empezamos a sentir que ese también es nuestro mundo, nos sentimos cómodos, relajados y el equipo es nuestra segunda piel. Comenzamos a ver que nuestro equipo nos lo permite todo bajo el agua, la sencillez de hinchar y deshinchar el chaleco, de controlar la flotabilidad con nuestros pulmones, la efectividad de las aletas, la comodidad con la que el regulador nos da aire de una forma totalmente natural… todo, todo parece perfecto y empezamos a tener esa sensación de control.

Ese control refuerza, todavía más, la sensación de tranquilidad, nos seguimos relajando y vamos olvidando las inquietudes que teníamos antes de comenzar. Todo va rodado, sencillo, simple. Estamos, de hecho, más seguros que ahí arriba.

La sensación de ingravidez

Ingravidez

Son muchas las personas que bucean, las que destacan esta sensación de entre las principales que nos brinda el submarinismo. Es cierto y es una sensación muy placentera, diferente y que nos ayuda a ser muy conscientes del medio en el que estamos. Una vez nos hemos relajado, vemos que todo va sobre ruedas, tenemos la seguridad y esa sensación de control del equipo, nos inunda la comodidad y empezamos a ser conscientes de la sensación de ingravidez.

Flotamos, avanzamos, retrocedemos, nos giramos… Nos ponemos boca arriba, boca abajo y la sensación de ingravidez es total. Sí, nos podemos sentir como novatos astronautas. Al principio es una de las sensaciones más curiosas que nos brinda el buceo. Es así y también debemos destacar que esta sensación de flotabilidad neutra en el medio acuático también suma y retroalimenta a las sensaciones anteriores de calma, relax y control. A partir de este momento estas tres sensaciones nos van a acompañar en nuestras inmersiones y además se van complementando e irán incrementando con nuestra experiencia.

Mimetización

Si alguna vez te has parado en lo alto de una montaña, en lo profundo de un bosque, en la cavidad de una cueva o en el centro de un lago perdido en la naturaleza; si alguna vez te has sentado en un parque en silencio; si alguna vez te has parado a respirar profundamente en el césped y has conseguido evadirte de tu día a día, del ruido de las ideas que bombardean tu cabeza o si en alguna ocasión has meditado o has tenido unos segundos de una experiencia cercana a ello, sabrás bien de lo que te hablo.

En esos momentos (y muchos otros similares) tienes la sensación de lo que realmente eres, eres consciente de lo que formas parte y te sientes, digamos, fusionado con el entorno natural que te rodea en ese momento. Tomas perspectiva y te sientes mucho más cerca de la esencia natural que eres. A eso es lo que yo llamo la mimetización. Cuando estamos buceando esta sensación se incrementa y digamos que aparece antes o más fácilmente. El silencio, la ingravidez, el color uniforme del azul, la ausencia de distracciones y algún que otro aspecto más, los tenemos de serie bajo el agua. Conectamos en un momento con la naturaleza. Seguro que conectaremos muchísimo más fácilmente con esa esencia. Nos mimetizamos.

Esta sensación al bucear, en mi opinión, es la más destacable. Vendrá cuando ya llevemos unas cuantas inmersiones pero es, bajo mi humilde punto de vista, la sensación que aglutina todas las anteriores y además será la que refuerce nuestras habilidades bajo el agua en un futuro.

Entusiasmo

Es lo que ocurre siempre que hemos superado algo, hemos adquirido una nueva habilidad, vencido un miedo o conseguido un objetivo. Sí, es así; ese nerviosismo que teníamos al principio se ha convertido en paz y tranquilidad, ese agobio que quizás teníamos en el barco se ha transformado en sensación de control; ahora estamos buceando bien, nos hemos mimetizado con el medio acuático y estamos como pez en el agua.

Ahora nos entusiasma el medio en el que estamos, la belleza natural de lo que nos rodea. A partir de ahora la sensación que nos llena es ese entusiasmo que sentimos por ver ese pez que se acerca a nosotros, nos entusiasma poder capturar una buena fotografía de ese caballito de mar que se esconde tras las algas, nos entusiasma bucear entre ese pecio hundido en la guerra. El entusiasmo es otra sensación al bucear, que debemos destacar. Habrá inmersiones llenas de vida en las que saldrás entusiasmado porque unos delfines se acercaron a saludar y habrá otras inmersiones en las que te emocionará haber podido cortar los trozos de red para liberar a una tortuga.

También habrá inmersiones donde quizás no veas nada de vida, pero esas formaciones rocosas, esos tubos volcánicos, esas columnas enormes de basalto… eso no lo ha hecho el hombre; eso es arte y capricho de la naturaleza y también te sentirás entusiasmado.

Alegría

Sensación de felicidad

No voy a explicar demasiado lo que es ésta sensación, ya que todos la experimentamos muchas veces a lo largo del día y si no es el caso… deberíamos. Pero si sumamos la increíble sensación de ingravidez con la tranquilidad y la paz que da el azul, le añadimos la calma del silencio y le sumamos el entusiasmo con todas las virtudes que nos brinda la mimetización con la naturaleza… no podemos sentir otra cosa que felicidad.

Sensación al bucear que se multiplica con la experiencia, con los buenos ratos que pasamos junto a nuestros compañeros de buceo, las risas del barco, el bienestar que siempre nos aporta el mar, el clima de ocio y de buen rollo que se genera siempre cuando realizamos este tipo de actividades. Señores… el buceo es alegría. ¡Cómo no!

A todo este conjunto de sensaciones es al que siempre me refiero con eso de que el buceo te cambia la vida. Hemos visto cómo ese pequeño conjunto de sensaciones, que pudieran parecer negativas, se convierten en sensaciones muy positivas que, en el fondo, todo ser humano debería encontrar. No es otra cosa que una herramienta más para acercarnos a la felicidad. Y para qué estamos aquí, si no es para ser felices.

En parte es por ello este lema: a veces «la mejor vida, simplemente significa un buen buceo»

Si no leíste el primer post acerca de las sensaciones al bucear.

Best life is a good dive

Las sensaciones al bucear

¿Cuáles son las sensaciones al bucear?

Son muchas las personas que nos hacemos esta pregunta antes de iniciarnos en cualquier actividad nueva para nosotros. La respuesta, como casi siempre, dependerá de cada uno. Las sensaciones que tenemos al bucear van a diferir según nuestro perfil, nuestra personalidad, la experiencia que tengamos o hayamos tenido con el mundo acuático, las vivencias en nuestro pasado con este tipo de actividades, nuestra sensibilidad ante el cambio que supone probar cosas nuevas…

Hay diferentes variables que dependen, sencillamente, de nuestra forma de ser. A todas ellas deberemos añadir otras variables que no dependen de nosotros pero que sí pueden afectar directa o indirectamente a nuestra experiencia de buceo. Son las variables externas.

Aún así, hemos de saber que tanto esas variables como esas sensaciones iniciales, pueden cambiar con el tiempo. Parece que son demasiados aspectos pero, si lo piensas bien, cualquier nuevo reto, cambio o aprendizaje se basa en el mismo sistema y tienen un proceso similar. Lo veremos más detalladamente en otro post.

Vemos que las sensaciones al bucear dependen de diferentes aspectos y no es fácil describir estas sensaciones para todo el mundo, ni siquiera resultará nunca certero al cien por cien para todo aquel que lea estas palabras. ¿Por qué? porque, en mi humilde opinión, la variable que más afecta es nuestra forma de ser, nuestra personalidad. De modo que va a depender mucho de cada persona; no obstante, tras llevar unos cuantos años buceando en varios lugares, con personas de diferentes nacionalidades y muy dispares entre sí, puedo extraer un puñado de sensaciones que suelen ser comunes en la mayoría de las personas que comienzan a bucear.

Sensación de nerviosismo antes de bucear

Sí, es la sensación que podemos tener antes de bucear en nuestras primeras inmersiones, al comenzar el curso o previo a un bautismo de buceo. Esta sensación puede incluso comenzar la noche anterior o el día previo a nuestra inmersión. No tiene porqué ser así pero la mayoría de personas lo comentan, de modo que es algo bastante normal y en mi opinión es algo muy natural. Cuando hacemos cualquier deporte, antes de un partido importante, la noche previa a un viaje muy esperado, los días que anteceden a un examen, esos minutos antes de la evaluación del carnet de conducir… cualquier situación que suponga una «salida extra» de nuestra rutina nos suele provocar esta sensación de nerviosismo que no es, de ningún modo, algo negativo.

Simplemente es inquietud por lo nuevo, curiosidad por lo que nos viene, se comienzan a segregar esas sustancias químicas en nuestro cerebro como la adrenalina y la serotonina, que serán las que nos mantengan más atentos e implicados, nos ayuden a evolucionar y nos proporcionen, a la larga, esa sensación de bienestar que vendrá después.

Sensación de Inseguridad ante el buceo

Ver los niveles de buceo

Tampoco tiene que darse en el cien por cien de los casos pero creo que es una sensación muy presente y que casi siempre se da tras la sensación de nerviosismo. También diré que es positivo que nos topemos con esta sensación cuando estamos empezando. ¿Por qué? Es aquí cuando me gusta diferenciar la sensación de inseguridad del riesgo. Cuando estamos comenzando a bucear el riesgo se minimiza a cero porque estamos en dependencia directa de un instructor (si estamos en un bautizo o curso) o muy cerquita de un buceador muy experimentado que muy probablemente será también instructor de buceo (si estamos en cualquiera de nuestras primeras inmersiones).

Pero es lógico que en los momentos previos a la salida de buceo nos venga esa sensación de «inseguridad». Simplemente es una reacción natural de nuestro «yo humano» porque estamos ante una situación que todavía no es rutinaria para nosotros, además se desarrolla en el medio acuático, que no es nuestro medio de vida natural y simplemente nos pone en «alerta» porque conocemos todo lo que debemos conocer, pero todavía no lo dominamos.

No recordarás la primera vez que cogiste un lapicero, quizás si recuerdes la primera vez que cogiste el mando de la Play Station y muy seguramente recordarás la primera vez que te montaste a los mandos de un coche ¿Esto qué es? ¿Cómo manejo esta situación? Sé lo que he de hacer pero… no lo controlo. Inseguridad. Que realmente yo la llamo «falsa inseguridad» o «inseguridad natural» ya que realmente lo que hay es mucha seguridad. Pero esa sensación de falta de control no lo es tal. Simplemente es falta de costumbre, cuestión de práctica, número de inmersiones.

De modo que no hay que mosquearse si esta sensación nos inunda mientras desayunamos o mientras vamos de camino al centro de buceo a hacer nuestra segunda inmersión, nuestro décimo buceo o el bautismo que tanto llevamos esperando.

Esta sensación es positiva porque hace que nos mantengamos atentos a nuestro instructor o pendientes del guía de la inmersión y nos convierte en buceadores prudentes, nos brindará más posibilidades de aprendizaje y hará que absorbamos como esponjas toda experiencia que pase por nuestro lado. Nos hace, en definitiva, mucho más seguros. Es por ello que me gusta llamarla «Falsa Sensación de Inseguridad».

Sentimiento de Inferioridad

Es otra sensación que se puede dar. Llegamos al centro de buceo con nuestra pizca de inseguridad de principiante y nuestro toque de nerviosismo natural que antes hemos descrito. Puede ser que con todo ello… algunos «simpáticos buceadores» nos rematen la jugada. Sí, no debería pero puede darse. Aquí si que influye mucho nuestra manera de ser y también afectará el entorno o, mejor dicho, las personas con las que vayamos a bucear en esa ocasión o incluso el centro de buceo donde estemos en ese momento. ¿A qué me refiero?

Estamos recién llegados al centro o escuela de buceo y mientras dejamos nuestras cosas y rellenamos papeleo tenemos al lado a otros submarinistas hablando de:

  • Los tiburones blancos que hay el mar de Sudáfrica .
  • La supercorriente que tuvieron en la inmersión del día anterior.
  • El hipersupermaxitsunami que predijeron los mayas.
  • La vez que el primo, del cuñado de la amiga, de la tía de su abuelo se quedó sin aire en su primera inmersión.
  • El pulpo gigante que en la inmersión nocturna de ayer «casi le come el pié».
  • El toro que mató a Manolete.
Patrón de barco

Estamos sentados en una silla del centro con nuestro bañador de flores y nuestras chancletillas de Brasil; están sacando nuestro equipo de buceo mientras vemos cómo «esos tipos» permanecen de pié con sus dos botellas, sus trajes secos llenos de válvulas y sus botas de astronauta. Nos giramos y vemos a dos buceadoras con sus trajes de camuflaje, portando las cámaras con las que se rodó la película de Jumanji hablando de la velocidad de obturación en el disparo y del foco de mil euros que se acaban de comprar. Nos damos la vuelta de nuevo y vemos cómo en la silla de al lado se nos ha sentado Rambo (que hoy le toca buceo), se está colocando en la pierna un cuchillo de dos palmos y está a punto de colocarse un C4 en el hombro por si la situación lo requiere.

Luego viene el señor que va a llevar el barco con una camiseta de Ron Bacardi que se ciñe a su hermosura de cuerpo y porta en una mano un abano de Fidel y… en la otra un garfio con la bolsa del Mercadona colgando. Esto último… tendría más que ver con el miedo que con la inferioridad. Pero bueno, me apetecía poner una imagen de Barba Roja en esta entrada del blog.

Cualquier situación de las descritas podrán darse, os lo aseguro. Es posible que nos venga esta sensación de inferioridad, pero… todo está en nuestra mente. Cuando vas a una pista de esquí por primera vez las sensaciones son similares, al igual que tu primer día en un gimnasio o esas primeras veces que sales con un grupo de expertos ciclistas. No hay que preocuparse, te aseguro lo siguiente:

  • A los tiburones blancos… hay que ir a buscarlos. No aparecen como en la peli.
  • Si hay una supercorriente… tranquilo, se buceará en otro lugar donde no la haya.
  • No puedes quedarte sin aire en una inmersión.
  • Los de los trajes de astronauta… van simplemente a bucear. Seguramente, de hecho, harán la misma inmersión que tú.
  • Quizás en un futuro próximo tendrás tu traje de astronauta o estarás buscando un foco parecido al de las chicas de la súper-cámara.
  • Rambo… jamás usará ese cuchillo contra megalodón.
  • El patrón de barco que he descrito antes… todavía no lo he visto. Pero estaría genial.

El agobio previo al inicio del buceo

Es posible que una de las sensaciones al bucear se presente en forma de agobio. ¿Cuándo? pues normalmente en esta etapa, mientras somos principiantes o plenamente novatos. ¿Por qué? Nunca (o casi nunca) hemos llevado un equipo de buceo, el neopreno nos aprieta, en ocasiones nos va pequeño (ya que muchos centros de buceo carecen de las tallas adecuadas), la zona del cuello suele ir bastante justa, como debe ser pero no es nuestro equipo, todavía no tenemos soltura para equiparnos, nos cuesta, gastamos energía…

Luego nos ponemos el chaleco, también hay que ajustárselo, la botella en la espalda pesa, no nos manejamos bien con todo ello y para colmo, embutidos, apretados y con poco margen para maniobrar toca ponerse las aletas, tarea difícil cuando somos principiantes. A esto le sumamos la humedad, el calor, ese sol radiante que nos hace sudar. Es el cócktail perfecto para que nos topemos de bruces con esta sensación de agobio. Créeme, esto es cosa de estar empezando en algo nuevo, nada más.

¿Tiene solución?

¡Claro que sí! de lo contrario nadie querría bucear. Tenemos que alimentarnos bien, pero ligero, la noche de antes y el día en el que vamos a bucear. Hemos de estar siempre bien hidratados. Si hace calor o demasiado sol nos abrocharemos la parte superior del traje justo en el último momento, nuestro compañero, guía o instructor nos ayudará a colocarnos el chaleco con toda seguridad y las aletas nos las colocaremos (también con ayuda de alguien) justo antes de entrar al agua. Una vez en el agua se va el calor, el equipo deja de pesar y las aletas son nuestras mejores aliadas. ¡Todo cambia en el agua!

Cuando lleves unas cuantas inmersiones, cuando tengas tu propio equipo de buceo o lleves un tiempo buceando con el mismo equipo… te equiparás tu sólo, con total soltura y facilidad, tres minutos antes de ir al agua. El agobio se ha transformado en placer en menos de tres minutos, ¡estás buceando!

La sensación de mareo al bucear

Sensación de mareo al bucear

Otra posible sensación es el mareo. A quién no le ha dado esta sensación alguna vez en el barco o nada más tirarse al agua. Es algo muy normal, sobre todo la primera o primeras veces que vamos a bucear. ¿Cuántos bautismos de buceo no llegan a realizarse por este motivo? varios. ¿Cuántos inicios de curso terminan con algún vómito? algunos ¿En cuántas inmersiones alguien se ha de quitar su traje de buceo y tirarse al agua para «espabilarse»? pues… también lo vemos.

Esto no es una sensación mental, obviamente es una sensación fisiológica y normal. Si no estamos acostumbrados al mar, si no hemos ido varias veces en barco y sobre todo si nadie nos ha explicado nada sobre la biodramina y, en ocasiones, puede ocurrir que ni sepamos de su existencia pues… podremos marearnos antes de nuestra inmersión y esto, realmente, no es muy agradable que digamos. Nos puede complicar la inmersión y en numerosas ocasiones optaremos por no bucear.

Es tan sencillo de solucionar que en numerosas ocasiones ningún compañero, ni guía, ningún instructor o centro de buceo nos lo mencionará. A veces lo dan por hecho, otras veces se les olvida y en algún caso es como si «por ciencia infusa» debiéramos saberlo por nosotros mismos. Nos tomaremos una biodramina (mucha gente lo hace incluso para ir en coche en viajes largos) media horita antes de ir al punto de inmersión y evitaremos esta mala sensación. ¡Solucionado!

Hemos nombrado, hasta ahora, cinco sensaciones del buceo que en un principio nos quitarían las ganas de bucear. Ya hemos visto que no es así pero… ¿quieres conocer las demás sensaciones al bucear? ¡éstas son las buenas!

Comenzar a bucear

¿Cómo comenzar en esto del buceo?

Son muchas las personas que me han hecho esta pregunta que, seguramente, todas las personas que buceamos nos hicimos algún día. ¿Cómo comienzo a bucear? Es lógico y natural preguntarse ésto cuando nos empieza a «picar» el mosquito del buceo y a lo largo de todos estos años que llevo buceando son diferentes y variadas las respuestas que he escuchado dar a los diferentes guías e instructores con los que hemos buceado. El tema es que, en mi opinión, ninguno está equivocado.

Inmersión con delfines

Algunas personas dicen que si te llama el buceo no pierdas el tiempo, haz directamente el primer curso que ya te certifica como buceador y que comiences a bucear cuanto antes. Tienen razón.

Otros buceadores nos comentan que nos informemos bien, veamos vídeos, hablemos con gente que lleve buceando algún tiempo, leamos acerca del submarinismo y que nos inscribamos a un curso de buceo que organice un buen instructor. Tienen razón.

También hay guías de buceo que siempre nos indicarán que, primero, probemos con un bautizo de buceo. Están en lo cierto también.

Curioso me resultó, hace ya unos cuantos años, en México cómo un buceador aconsejaba comenzar con el buceo en apnea, para conocer de primera mano el «auténtico» buceo y apreciar después, el verdadero valor de poder bucear con botella y… «aire de sobra». He de decir que… también puede tener razón.

Otros te dirán simple y llanamente… comienza nadando. Y yo digo que, a pesar de ser unos buceadores con cero empatía, quizás algo antipáticos y sin pasión por lo que hacen, también tienen razón.

¿Todos tienen razón?

David… ¡Mójate en el asunto! vaya buceador, que no se moja. Es lo que me contestó la chica que me cuestionó ésto en persona por primera vez. Así que… ¡vamos al agua!

Lo que quiero decir con lo anterior es que en el buceo, como en la vida misma, jamás hay una respuesta única, absoluta y divina a nada y como decía mi abuelo: «San Preciso jamás existió» nadie es imprescindible y las respuestas tampoco. Y es así. El tema es que hay que conocer al emisor de la pregunta y para ello hemos de escuchar de verdad. Veamos:

¿Eres de los que no te gusta el agua ni para beber? muchos guías e instructores de buceo piensan que no deberías bucear. Créeme. Si eres de esas personas que sólo te metes en la playa cuando el pis aprieta la vejiga, que sólo se meten en la piscina cuando el calor ya te funde al césped ¡OK! no pasa nada. Seguro que la mayor parte de vosotros piensa que este tipo de personas jamás pensarán bucear en alta mar o en lo profundo de un oscuro lago. Pero estáis equivocados.

Conocí a un tipo genial que era uno de estos «enemigos acuáticos» pero es que de pequeño no tuvo buenas experiencias con un fuerte oleaje que le impedía salir de la playa y sí, le cogió mucho miedo al agua. Veinte años después, directamente se apuntó a un curso de buceo. Sin a penas saber nadar… ahora es un pro que cualquiera querría tener como compañero de buceo. Se hizo buceador para vencer sus miedos, sin más. Pero claro, le entró en «veneno» del buceo y ahora… es un pez.

Si eres de este tipo de personas te recomendaré que comiences investigando, leyendo, viendo vídeos, documentales y hablando con otras personas buceadoras. También te recomendaría que iniciases un mayor contacto con el agua, comenzases a flotar en el agua con tu chaleco, máscara y tubo haciendo snorkel en una zona tranquila, empezases a nadar y a estar cómodo en el agua. Claro que tenían razón los que contestaban ésto.

¿Te gusta el agua y estás cómodo en ella? Puedes probar directamente un bautizo de buceo. Claro que es una gran opción. También puedes realizar alguna apnea con tus aletas y tubo de snorkel para familiarizarte con la profundidad y la presión. Pero aquí he de decir… ¡Ojo! Hay que informarse un poquito y no bajar a lo loco. A veces, el exceso de motivación, nos juega malas pasadas. Estuve buceando con un chico joven que acababa de obtener su certificación como buceador y me contó que era de este tipo de personas a los que siempre les había llamado la atención el mar y siempre había estado cómodo en el agua. Un día haciendo snorkel en un lago hizo su primera apnea con el tubo y me comentaba que no le gustó nada porque sólo bajó unos tres o cuatro metros ya que el oído le empezaba a doler.

Él me comentó «ojalá hubiese sabido lo de compensar los oídos» que dimos en el curso de buceo. Es algo muy sencillo que siempre nos enseñarán en cualquier curso y bautizo de buceo. La maniobra de Valsalva. No tiene complicación alguna pero… es algo que hay que saber. Por ello antes he dicho: «los que os respondan con ésto pueden tener razón». Probar apneas nos puede ayudar, pero hemos de saber cómo hacerlo. Nos lo tienen que decir o… debemos leer, conocer, investigar…

Investigar sobre submarinismo

¿Eres ya una ranita? Sí… hay muchas personas que no son un pez todavía pero sí les encanta el agua, nunca salen del mar cuando están el playa, se pasan las horas en el agua cuando están en la piscina, suelen nadar y les falta tiempo para meterse al río cuando van de picnic. Muy bien… es un perfil de persona muy familiarizada con el medio acuático. Quizás estaría perfecta la primera opción que mencioné al inicio: este tipo de personas, por lo general, se inscriben directamente a un curso de buceo. ¿Por qué no?

También tengo una pequeña historia para contar sobre ésto. Una pareja de Valencia, buceé con ellos en Alicante hace un par de años. Estaban realizando un bautizo de buceo y yo les seguía desde la superficie. El bautizo de buceo más perfecto que he presenciado nunca. Salgo con ellos hacia el barco y les doy la enhorabuena mientras veo lo bien que se lo han pasado y aprecio lo mucho que habían disfrutado. Me comentan que es su noveno bautizo de buceo. ¿Cómo? les dije. Me comentaron que sí, que al fin de semana siguiente comenzaban la formación. Ésta pareja… eran buceadores ya (casi, sin saberlo). Eran submarinistas, pero sin certificar. Con el dinero de nueve bautizos de buceo podéis tener el primer y el segundo curso.

Está perfecto, ellos creían que necesitaban eso para decidirse a hacer el curso. Pero es muy cierto que me sorprendí. Jamás había conocido un caso similar. Pero ¿veis? con este perfil de persona, por supuesto que os podéis lanzar directamente a realizar el curso. Depende del lugar y de la profesionalidad del sitio pero más o menos, en España, con el precio de 4 bautizos tenemos el curso.

Puedes echar un ojo a este post del blog si deseas conocer algo sobre las sensaciones que tenemos al bucear, cuando empezamos en ésto.

Comenzar a bucear… Todos tenían razón.

Ahora que vemos cómo no hay respuesta divina intentaré plasmar mi opinión acerca del tema. Quieres comenzar a bucear, OK. Es una gran decisión y no te vas a arrepentir jamás.

Empieza viendo, aunque sea por encima algún documental, lee, investiga y habla con gente. Al fin y al cabo será algo que cambie más tu vida que tu nuevo smartphone, te lo aseguro. Y… ¿a que cuando cambias de smartphone te pegas una semana viendo opiniones e investigando sobre él?

Mientras haces lo anterior ve al agua, nada, flota, siéntete cómodo. Disfruta con el snorkel en la playa con tu pareja, con tus hijos, con tus amigos. Baja de vez en cuando en apnea, aunque sean diez segundos. ¡Mete la cabeza en el agua!

Coge a tus amigas, tu mejor amigo, tu pareja o ¿por qué no? tú sól@ y prueba con un bautizo de buceo si así lo deseas o si es que lo necesitas. Estarás sobradamente preparado o preparada para realizar tu primer curso de buceo.