En este tema vamos a ver de una forma sencilla y clara, cómo nos afectará el entorno de buceo. Sumergirse en el agua, como sabemos, es descubrir un mundo nuevo. Pero entrar en este nuevo mundo implica conocer todos los aspectos que nos van a influir en él. Por ello, vamos a describir a continuación, todo aquello que tiene que ver con este entorno de buceo y que, como buceadores, debemos tener bien presente.
La temperatura en el entorno de buceo.
Nos podemos sumergir en agua dulce o salada, en ríos, lagos u océanos y en mares como el Caribe o en mares polares. Sea cual sea el agua donde vayamos a bucear hemos de tener bien claro un hecho muy importante y al cual nos enfrentamos siempre, aunque no fuésemos a bucear. Es decir, si simplemente nos queremos bañar en esas aguas… ¿qué notamos nada más entrar? Seguro que, en alguna ocasión, has estado bastante tiempo bañándote en alguna playa o río. Habrás notado que nos enfriamos más rápido.
Es lo primero que debemos tener en cuenta. En nuestro entorno de buceo, el agua es la reina; un líquido y como tal, es mucho mejor conductor del calor que el aire, ya que es más densa. Estemos en agua fría o templada, da igual, nuestro cuerpo pierde su calor a un ritmo veinte veces superior al ritmo que lo pierde en el aire.
Primera cosa a tener en cuenta: perdemos calor corporal veinte veces más rápido que en nuestro medio natural, el aire.
Además, podemos bucear en aguas que van desde los -1º o -2º Celsius, si buceamos en las aguas polares, hasta aguas de 32º si nos vamos a bucear a las zonas cercanas al ecuador. La temperatura depende también, como es obvio, de la zona donde vayamos a bucear.
Por otro lado, dependerá de la época del año cuando vayamos a bucear. La diferencia entre los meses fríos y cálidos en cada zona puede variar entre 5º y 12º, nada más. Digo nada más porque las variaciones de temperatura en el aire, sabemos que pueden ser muchísimo mayores y mucho más que podrían serlo. ¿Sabes a qué se debe? esto pone de manifiesto lo importante que es ese 71% de agua que tiene nuestro planeta, sobre todo, los océanos.
Gracias a ello podemos decir que el océano es el mayor termo-regulador del planeta. Absorbe el frío en las zonas y temporadas en las que hace mucho frío y disipa el calor en las zonas y temporadas de mucho calor. Ésto es así y si no fuese por los océanos, nos congelaríamos en invierno y nos asaríamos de calor en verano. ¡Es una de las primeras deudas que tenemos con el océano, señores!
Finalmente hemos de conocer que aún buceando en un clima dado, en una zona concreta y en una estación del año en particular, existe otra variable, para nada despreciable, que afecta a la temperatura cuando buceamos. Nos estamos refiriendo a la profundidad. Podemos ir buceando a ocho metros de profundidad cómodamente con un traje húmedo, corto, de tres milímetros y de repente bajar un poquito más, a doce o quince metros y decir ojalá me hubiera puesto el traje largo de cinco milímetros. Es así: normalmente a mayor profundidad, menor es la temperatura del agua.
Es algo lógico ya que, bajo el agua, ésta se reúne en capas de temperatura. Por ejemplo un agua tranquila en sus capas superiores puede estar caliente por su escaso movimiento y por estar en contacto directo con los rayos del sol, pero unos metros más abajo, la energía solar ya ha sido bastante disipada y si a eso le sumamos las posibles corrientes y movimiento del océano… nos podemos topar con diferencias de tres o cuatro grados. La transición entre ambas capas puede ser tan contrastada que si te pones en posición vertical mientras buceas, puedes tener tu cara calentita y empezar a notar el frío a la altura de tus rodillas. A esta transición entre capas de agua fría y caliente la denominamos termoclina.
La visión en el entorno de buceo.
Probablemente, en alguna ocasión, has metido la cabeza bajo el agua y te has dado cuenta que se ve con menor intensidad de color, más borroso y difuminado. Esto es por una serie de propiedades del entorno de buceo que debemos conocer:
Fenómeno de la refracción
Nuestros ojos captan la información de lo que visualizamos gracias a la luz. Pero la luz viaja a diferente velocidad dependiendo de la densidad del medio que atraviesa. Como el agua es más densa que el aire, en nuestro entorno de buceo la luz cambia de velocidad y de dirección al pasar de la superficie al medio subacuático.
Es este cambio al que llamamos refracción y es el responsable de que cuando estamos buceando, siempre veamos los objetos un 25% más grandes de lo que son y/o más cercanos en una relación 3/4; es decir, aquel pez que tengamos a cuatro metros nos parecerá que está a tres.
Fenómeno de la absorción
Mientras la luz pasa a través del medio subacuático, ésta va siendo absorbida poco a poco, en aumento con la profundidad. El agua absorbe diferentes longitudes de onda de la luz y no lo hace por igual a las diferentes profundidades. Es por ello que, a diferentes profundidades dejamos de apreciar algunos colores. Los primeros colores que se pierden son los rojos, marrones y naranjas; después se pierden los tonos ocres, tierras y amarillos y finalmente, los verdes y azules.
Fenómeno de la dispersión
Al igual que ocurre cuando tenemos nubes en el cielo, la masa de agua dispersa la luz que pasa de la superficie al fondo, debido a las partículas que contiene. A a mayor profundidad, mayor dispersión de la luz.
Fenómeno de reflexión
La luz del sol no pasa en su totalidad al medio subacuático. Esto es así porque la superficie, en parte, hace de espejo y refleja esa luz de nuevo hacia el medio aéreo. A mayor inclinación de los rayos del sol, más se acrecenta este fenómeno. Es decir cuando más luz pasa al medio subacuático es en las horas centrales del día, ya que el sol está totalmente perpendicular a la superficie.
Haloclina
Del mismo modo que la termoclina se da cuando se une una capa de agua fría con otra más cálida; la haloclina aparece cuando se une una masa de agua salada con una masa de agua dulce, provocando que en esos metros de unión se vea borroso y difuminado.
En los cenotes de México, donde el agua dulce, a veces, se une con el agua del mar o cuando buceamos en zonas costeras donde desembocan ríos cerca, sucede este magnífico fenómeno que, en numerosas ocasiones, supone ambas cosas al mismo tiempo: termoclina y haloclina. Es un fenómeno muy llamativo cuando sucede y a veces, salen unas fotos muy curiosas jugando con la luz y la haloclina.
Turbiedad
En el aire no solemos apreciar las partículas, como el polvo, que viajan en él. Pero en el medio subacuático, las microalgas, la arena del fondo y las diferentes partículas que contiene sí se ven reflejadas y, en más de una ocasión, afectan a la visibilidad y la claridad del agua.
Por otro lado hemos de saber que el movimiento propio del agua (corrientes, mareas, mar de fondo y movimiento de las olas), así como el movimiento que inducimos en el agua (los barcos, las motos y nosotros mismos, los buceadores) y la composición del fondo o los propios organismos acuáticos como las algas o el plancton afectan mucho a la visibilidad.
Bajo el agua, diferentes fenómenos que, sobre todo, tienen que ver con la luz, afectan a nuestra visibilidad.
Por ejemplo si vamos a bucear en un fondo arenoso, en marea baja por el que llevan pasando barcos toda la mañana y varios buceadores han aleteado rozando el arenal. Muy probablemente la visibilidad en ese lugar de buceo hará que queramos cambiar el punto de inmersión. Las partículas del fondo, las microalgas o la escorrentía (si por ejemplo ha estado lloviendo la noche anterior) se mezclan y disuelven en el agua entorpeciendo nuestra buena visibilidad.
Es conveniente que manejemos bien este termino como buceadores ya que es algo muy hablado y preguntado antes de las inmersiones. Verás, cuando vayas a bucear que siempre hay algún compañero que pregunta al guía por este concepto. A mí me gusta definir visibilidad como aquella distancia a la cual podemos distinguir a nuestro compañero de buceo con claridad. Expresamos, en metros, la distancia horizontal a la que distinguimos a nuestro compañero de buceo y/o por ende, cualquier objeto al que nos refiramos: distancia al fondo, a unas rocas, a la quilla o base del barco (etc).
Nuestra audición en el entorno de buceo.
Bajo el agua, el sonido viaja cuatro veces más rápido que en el aire. Esto ocurre porque al ser un medio más denso, la transferencia de la frecuencia del sonido es mucho mayor en el agua que en nuestro medio natural. Esta propiedad del medio subacuático hace que cuando estamos buceando no sepamos con certeza desde dónde vienen los sonidos.
Recuerdo la primera vez que aparecieron delfines. Vas buceando tranquilamente, siguiendo tu inmersión y de repente ese pitidito de delfines, ¡oh! como si estuvieran encima mío a un par de metros. Paras, miras arriba, a la izquierda, a la derecha… ¡abajo! y nada, no ves nada. Pero… un minuto o dos después, aparece frente a tí una simpática familia de delfines. Estaban muy lejos, nadan muy rápido pero… recuerda: el sonido viaja más rápido todavía, por el agua. ¡Parecía que estaban ya ahí, encima mío!
La tercera particularidad es que, buceando, es como si todos los ruidos viniesen desde arriba, dificultando conocer de qué dirección viene el sonido y da la sensación de que siempre está cerca nuestro.
La flotabilidad, esa gran cualidad del buceo.
En el agua y en nuestro entorno de buceo, sabemos que hay algunas cosas que flotan y otras que se hunden. ¿Verdad? en un primer momento, a muchos, nos viene a la cabeza que las cosas pesadas se hunden y las livianas flotan; pero sabemos que esto no es así. Piensa en un enorme barco que flota y en un alfiler que, en cambio, se hunde. Y es que, para saber si cualquier cuerpo flota o se hunde no nos basta con conocer su peso, también hemos de saber su volumen.
Sabemos también que los cuerpos se hunden por el mismo motivo que nos mantenemos pegados a la tierra. Es la fuerza de la gravedad. Por otro lado, cualquier objeto sumergido en un líquido ejerce una fuerza contraria a la gravedad que es equivalente al peso del líquido que desaloja. Esa fuerza es la flotabilidad y es por ello que un trozo de madera del tamaño de una tableta de chocolate flotará y una pieza de plomo del mismo tamaño se hundirá. Es decir, es el peso en relación al volumen lo que hará que un cuerpo flote o se hunda.
Pensemos en una colchoneta de playa: cuando está hinchada flota porque ocupa mucho más volumen en relación a su peso. Si la misma colchoneta (mismo peso) la metemos enrollada, bien prensada, se hundirá. El peso es el mismo, pero como el volumen es mucho más reducido que estando hinchada, es decir, no desaloja casi nada de líquido. La colchoneta se hundirá.
- Si un cuerpo flota en la superficie, tiene flotabilidad positiva. Como el pato de goma de la imagen: su volumen desplaza una cantidad de agua cuyo peso es mayor que el propio peso del pato. Flota (+).
- Si un cuerpo se hunde, decimos que tiene flotabilidad negativa. Es el caso del ladrillo de la imagen: su peso es mayor al del líquido que desplaza este pequeño objeto. Por ello se hunde (-).
- Cuando un cuerpo ni flota, ni se hunde, es que tiene flotabilidad neutra. En la imagen, esa pequeña goma de borrar tiene que pesar exactamente lo mismo que el agua que desplaza. Por ello está en flotabilidad neutra (=).
Para un buceador la calma, la sensación de ingravidez en medio del océano y la tranquilidad que siempre describimos se la debemos, precisamente, a este fenómeno de la flotabilidad.
Las corrientes en el entorno de buceo.
Tenemos corrientes en ríos, mares y océanos. En los ríos es muy obvio, el cauce del río siempre tiene una pendiente negativa que produce la corriente pero ¿en el mar?. Es una variable muy importante en el medio subacuático y son varias las causas de las corrientes en el agua salada e incluso en grandes lagos:
- Una causa principal de las corrientes es la fuerza con la que el viento acaricia el mar en la superficie. (Lo podemos observar, a pequeña escala, en una piscina.
- Otra de las causas es esa diferencia de temperaturas en las capas de agua. El contraste de temperaturas entre las capas de agua hace que se formen corrientes. (Algo parecido a lo que ocurre con las corrientes de aire).
- Las mareas son también un motivo esencial por el que se producen las corrientes. (El empuje del mar influye en las corrientes).
- Las olas también influyen mucho en las corrientes. (Lo que afecta en superficie, se transmite a la profundidad)
- La composición y orientación del fondo marino, puede incrementar o disminuir la corriente. (Como ocurre con las corrientes de aire entre montañas y cañones).
Tenemos corrientes de superficie y corrientes de fondo. Pero hemos de saber que, en numerosas ocasiones, es más notoria la corriente de superficie que la del fondo. Veamos los tipos de corrientes más importantes:
La corriente de costa:
Muy presente en nuestro entorno de buceo, cuando iniciamos una inmersión desde playa. También denominada corriente paralela o corriente paralela a la costa: es muy lógica y seguro que la has notado cuando te bañas en el mar. Cuántas veces nos hemos metido al mar enfrente de nuestra sombrilla y tras pasar diez minutos en el agua, hemos tenido que volver poniendo rumbo a nuestra sombrilla unos cuantos metros, en diagonal, hacia ésta. O si no nos dimos cuenta, hemos tenido que caminar por la orilla varios metros hasta toparnos con nuestro «puesto playero».
El agua del mar se acerca a la costa en forma de olas y siempre lo hace con un perfil diagonal. Es decir, las olas siempre vienen hacia la tierra con un ligero ángulo, en una u otra dirección. Es lo que genera esta corriente paralela a la costa.
La corriente de resaca:
Este tipo de corriente también es generada por las olas y se produce cuando en el fondo existen relieves pronunciados como zonas de rocas, arrecifes costeros o bancos elevados de arena.
Las producidas por bancos elevados de arena también las hemos podido comprobar, muchas veces, en determinadas playas cuando entramos y salimos del mar, por la orilla.
Se producen cuando el agua no puede regresar al mar por el fondo, ya que el relieve no lo permite, entonces el agua vuelve de regreso al mar por una zona más estrecha. Este «pasillo» que se forma implica que el chorro de entrada al mar se intensifique, es la corriente de resaca.
Las corrientes oceánicas:
Aprenderemos más acerca de estas corrientes. De momento es suficiente con conocerlas, tener en cuenta su existencia y saber que pueden afectar también a nuestro entorno de buceo.
Son corrientes fijas, que siempre están presentes en los océanos. En el hemisferio norte fluyen en el sentido de las agujas del reloj y en el hemisferio sur, al revés. Están producidas por el giro de la tierra y por ello son las más grandes, generales y estables. Aún así, por zonas, elementos del entrono de buceo como pueden ser los remolinos o las contracorrientes pueden cambiar el sentido de éstas corrientes en nuestra inmersión.
Las corrientes de afloramiento.
Una corriente de afloramiento es algo muy sencillo de recordar y muy presente en nuestro medio subacuático, ya que solemos bucear en las zonas pegadas a la costa. Se producen cuando fuertes vientos soplan en contra del mar. El viento, en estos casos, «peina» el mar hacia el lado contrario en las zonas de costa, de modo que desplaza las capas superiores de agua hacia dentro del mar. Después el agua de las capas inferiores sube para ocupar su lugar salvando el relieve de la zona costera que le ayuda a emerger hacia arriba.
Este agua «aflora» de las zonas más profundas, es agua más fría que viene cargada de nutrientes y es muy importante para a formación de vida en las zonas de costa.
Las mareas.
Las mareas las produce la fuerza de la gravedad sobre el agua, gravedad que que se ve modificada por el magnetismo que existe entre nuestro planeta Tierra, la luna y el sol. Son una pieza fundamental en nuestro entorno de buceo. Según dónde estemos posicionados en relación con la luna y el sol, el magnetismo existente produce un «llamamiento» a la gran masa de agua de los océanos que, a su vez, se ve influenciado por el giro de la Tierra. Ésto genera las mareas. Siempre se producen dos mareas altas, dos mareas bajas y dos pleamares o repuntes de marea.
- En marea alta: el nivel del océano incrementa. Por ello también decimos que se «llena» (marea llena o marea viva).
- En marea baja: el nivel del océano se reduce. También decimos que se «vacía». También la podemos llamar marea muerta.
- El repunte de marea (o pleamar) es justo cuando se cambia de marea alta a marea baja (el último rato de marea alta). Suele ser el momento perfecto para bucear ya que puede haber más calma, olas más planas, poca o nula corriente. Aunque todo ello, depende de la zona de buceo.
Existen, en cada zona, unas tablas de mareas para saber los horarios a los que se produce uno y otro fenómeno.
El mar de fondo.
Llamamos mar de fondo, precisamente, al baile del mar. Yo lo denomino el pulso del océano. Lo notamos también cuando nos estamos bañando en la playa cuando estamos tocando el fondo con los pies, vemos que las olas que van pasando nos llevan hacia adelante y una vez pasa la ola, nos mueve también hacia detrás. Ese vaivén del mar en nuestro entorno de buceo… ¡eso es el mar de fondo!
Este baile del océano se va disipando con la profundidad, por lo que hemos de tenerlo mucho más en cuenta mientras estamos en la superficie. Es decir, en la entrada y la salida de la inmersión.
El fondo del entorno de buceo.
Podemos bucear en diversos tipos de fondo, que hemos siempre de respetar y cuidar. No debemos invadir, remover o pisar los fondos del entorno de buceo. Son la casa de muchos seres vivos que ahí habitan, los veamos o no. Tenemos diversos tipos y los clasificamos de la siguiente manera:
- Sedimentos: como las zonas del mar donde desembocan los ríos. Son muy importantes para la vida animal y vegetal. Los sedimentos son la clave para muchos microorganismos que influyen de forma positiva en el resto de la vida acuática, terrestre y vegetal.
- Barro: en los fondos de fango también habitan multitud de bacterias y vida microscópica que son importantes para la calidad del agua y de la tierra. Por ende, muy importantes para toda la cadena de vida. Lagos, ríos, pantanos y marismas suelen contener distintas tipologías de fondos fangosos.
- Rocas: en muchas zonas de costa los fondos son rocosos. Son la continuación de acantilados y suelo terrestre que se va introduciendo en los mares y alojan gran cantidad de vida micro y macro. Es uno de los fondos que más visitamos los buceadores en España.
- Coral: los arrecifes de coral son los fondos que más perseguimos los buceadores a los que nos gusta la vida tropical. Suelen estar llenos de colores, luz y vida animal de todo tipo. Son los fondos más fotografiados por los buceadores y suelen ubicarse en las zonas tropicales.
- Arena: muchas veces visitamos fondos arenosos en busca de determinados animales que viven ahí. Solemos encontrar sepias, pulpos, calamares, peces araña, tiburones angelotes…
- Vegetación: son los fondos cubiertos por vegetación acuática, como por ejemplo de posidonia en el mar, donde nos encontraremos con caballitos de mar o multitud de peces de talla pequeña, o los manglares en zonas fluviales, muy importantes para el desarrollo de las especies ya que muchas hembras van a desovar en estos lugares.
Cuando vamos a realizar una inmersión, previamente debemos conocer el tipo de fondo que nos vamos a encontrar, para tomar medidas de precaución y no estorbar el fondo que visitemos, previsión para nuestra orientación y, en definitiva, preparar nuestro buceo para que sea lo más satisfactorio, divertido y cargado de emociones.
La vida acuática en el entorno de buceo.
Muchos buceadores cuando empezamos, tenemos respeto a la vida acuática y la verdad que estamos muy cerca de la realidad. Por supuesto que hemos de tener respeto por la vida acuática, los peces, las plantas, los corales, los fondos y los microorganismos. Hemos de respetar la vida acuática para conservarla y poder seguir disfrutando, siempre, de esta actividad que tanto nos gusta.
Pero el respeto no debe incluir el miedo y ya sabéis a lo que me refiero. Mucha gente no se anima a bucear y otros tantos ni siquiera entienden por qué buceamos. Que si los tiburones comen, las mantas clavan su aguijón, las morenas muerden y las orcas ¡matan! Señoras y señores, nada más lejos de la realidad.
La televisión, las películas y los falsos mitos han hecho mucho daño no al buceo, sino a las personas. Daño a las personas que se han perdido y/o se están perdiendo las maravillas que supone bucear.
La realidad es que las lesiones que puede acarrear el entorno de buceo son menores que las que puede acarrear un partido de fútbol. Es así: la mayoría de lesiones de buceo se limitan a roces con corales, pinchazos con algún erizo de mar, alguna picadura de medusa, algún corte o roce con alguna roca cortante y algún pinchazo con un anzuelo de pesca. Lesiones pequeñas, fácilmente evitables y que siempre, sí, siempre son por culpa del buceador.
Amigos… en cuanto empezamos a bucear, el poder ver un tiburón, una gran manta oceánica o cualquier tipo de cetáceo, se convierte en algo apasionante, emocionante, inolvidable y maravilloso, a la par que difícil. No es fácil bucear y toparse con una de estas maravillas de la naturaleza. Créeme si algún día tienes la fortuna de bucear junto a uno de estos bichejos vas a querer repetir y… no será fácil repetir. Así que quieto, nada despacio, cerca del fondo, mira, disfruta y echa todas las fotos que puedas.
Del mismo modo, si te sientes amarrado o enganchado a alguna planta acuática o a alguna rama, buceando en ríos o manglares; que no cunda el pánico. Retrocede medio metro sin girarte. No luches ni te revuelvas para quitártelo tú ya que lo normal es que te líes más. Espera quieto y paciente y tu compañero de buceo te desenganchará. Lo mismo para cuerdas, cabos (etc) por los que, a veces, pasamos cerca.
Y llegados a este punto ya conocemos todas las variables que nos afectan en nuestro entorno de buceo. Sabemos ya todo lo necesario acerca de nuestro nuevo mundo y estamos preparados para pasar al siguiente tema, donde hablaremos del equipo de buceo. ¡Vamos!