Técnicas de rescate en superficie

En este tema vamos a tratar las habilidades de rescate en superficie. Es decir aprenderemos las técnicas, a nivel teórico, para saber cómo solventar con éxito un rescate en la superficie. No obstante es un tema que, sin duda alguna, dominaremos en las prácticas en este tercer curso de buceo. Una breve lectura será suficiente para tener los conocimientos que después practicarás y afianzarás con los simulacros de rescate.

Vamos a estructurar las habilidades de rescate en superficie, en tres grupos: buceador consciente, buceador en pánico y buceador inconsciente. ¡Vamos a ello!

Rescate de buceador consciente en superficie

La mayoría de ocasiones que asistimos a un buceador es en esta situación. Nos encontramos con un buceador consciente que normalmente estará cansado o tendrá algún problema con el equipo. Lo primero que debemos saber es que el equipo de buceo suele ocultarnos demasiado el rostro y dificulta nuestra comunicación verbal, de modo que generalmente nos toparemos con alguna de estas señales:

  • El buceador aletea fuerte para sacar fuera buena parte del cuerpo o algún elemento de su equipo.
  • Sacude los brazos de arriba a abajo.
  • Se quita el regulador y/o la máscara y nos grita, solicitando ayuda.
  • Vemos que se voltea o se mueve demasiado en superficie, tratando de buscar comodidad y seguridad en la superficie.
  • También podemos ver que flota, quieto y sin moverse a pesar de estar consciente, por ejemplo si está ya demasiado cansado o (a veces, puede pasar) quiera disimular por no sentirse mal con el grupo.

Buceador con problemas en superficie

Lo más normal es toparse en estos casos con un buceador novel, con falta de experiencia o que hace demasiado tiempo que no bucea o no está acostumbrado al equipo.

Puede llevar demasiado plomo y no ha hinchado su chaleco, con lo que tiene la sensación de hundirse y no sabe porqué. Se le ha olvidado abrir la botella y se ha agobiado al ver que su regulador no le da aire. No ha compensado sus oídos y ha notado un fuerte dolor, que lo ha asustado y se ha ido directamente a la superficie. Le entra agua en la máscara, ha «respirado» agua por la nariz y se ha agobiado. Tiene un calambre en la pierna tras haber ascendido a superficie. Ha perdido el cinturón de plomos o éste se le ha enganchado a alguna válvula del chaleco y se le deshincha continuamente. Ha olvidado cambiar su tubo por el regulador y ha tragado agua. Le ha entrado el regulador en flujo continuo y no está acostumbrado a esta situación. Una mala colocación de la botella le incomoda o pinza el cabito de una válvula del chaleco y éste se le deshincha. Se le ha soltado la botella del chaleco. Una ola le ha quitado la máscara de la cara, por llevarla puesta en la frente en lugar de en el cuello. Se ha hecho un lío con el cabo de descenso o con el cabo de corriente…

Lo anterior son los ejemplos que más podemos ver en la realidad. Son pequeños problemas, de muy sencilla solución y que a un buceador con experiencia no le suponen ningún estrés. Pero a un buceador novel le pueden llevar al agobio y si no se solucionan a tiempo, pueden suponer un problema mayor.

Vemos, por un lado, que la mayoría de esos problemas se solucionan de forma previa con un correcto chequeo del equipo antes de sumergirnos y a la hora de montar el equipo. De ahí la importancia de fijarnos en los compañeros de buceo que tienen menos experiencia, cuando montan sus equipos.

Otra parte de estos problemas también se pueden evitar de forma previa acompañando, guiando de cerca y haciendo sentirse seguros a los buceadores más noveles que vayan a bucear con nosotros. Es por ello que un buceador de rescate debe ser el compañero de buceo que todo el mundo quiere tener.

Ya tienes la formación adecuada para solventar cualquiera de estos problemas. Hemos aprendido que todo problema con el equipo tiene solución en el agua. Lo más clave en estos casos es aplicar la psicología de buceador de rescate que irás adquiriendo.

  • Primero: dar seguridad al buceador con nuestra aproximación y cercanía.
  • Segundo: calmar al buceador y hacerle ver que el problema que presenta es muy común y que lo solucionaréis de inmediato.
  • Tercero: solucionar el problema concreto, hacerle ver al buceador que todo está bien y que el problema ya no existe.
  • Cuarto: comentar con el buceador que ese problema sirve para aprender, que revise siempre su equipo, haga su control de lastre, pruebe todo el equipo antes de lanzarse al agua y decirle que estamos ahí para ayudarle y recordarle lo que haga falta. Seguimos dando confianza y seguridad al buceador.
  • Quinto: a pesar de verlo bien estaremos atentos a él, cerca e inspirando confianza y seguridad en sí mismo. Ésto es muy importante porque en ocasiones, tras un problema en superficie es posible que ese buceador tenga la cabeza en otro sitio, aunque no lo parezca. Puede seguir preocupado e inseguro aunque no nos lo demuestre y conviene permanecer cerca de él, darle confianza y estar pendientes de que puede seguir disfrutando su inmersión de forma cómoda y divertida.

Buceador cansado en superficie

Fatiga en las técnicas de rescate en superficie.

Es otro de los escenarios más comunes. Un buceador con poca experiencia o una persona que no tiene la forma física adecuada para determinados entornos de buceo.

En una inmersión desde tierra ha habido que nadar unos cuantos metros a contracorriente por la superficie. El mar está algo movido y la persona nunca ha tenido que nadar en superficie con esas condiciones. La persona no tiene la forma física que pensaba, porque lleva demasiado tiempo sin bucear o practicar cualquier otro deporte. Al finalizar la inmersión, hemos salido a unos cuantos metros del barco y debemos nadar un buen trecho. La inmersión se ha complicado porque cambiaron las condiciones de marea, corriente, viento y al finalizarla es posible que más de una persona termine cansada.

Son algunos ejemplos comunes con los que nos podremos encontrar en alguna ocasión. También vemos que normalmente se han de solucionar de forma previa. Sabemos las condiciones en las que vamos a bucear, ya que hemos de programar previamente nuestra inmersión y uno de los puntos clave es consultar la climatología y las condiciones del entrono donde la planificamos. También somos conocedores de que, como buenos buceadores, hemos de mantener un buen estado de salud y una aceptable forma física. Casi siempre podremos cambiar el punto de inmersión si las condiciones no nos son favorables.

Un buceador cansado no suele suponer un problema serio. Suelen comunicarlo, avisan de su problema y colaboran bien cuando son atendidos. Pueden estar fatigados o presentar algún problema como un calambre o excesiva congestión muscular (que puede llevar a una contractura).

  • Primero: aproximación, cercanía y comunicación verbal para saber bien qué le ocurre.
  • Segundo: calmarle, hincharle el chaleco si no lo lleva bien hinchado y decirle que se relaje y modere su respiración.
  • Tercero: si el problema es un calambre, aprenderemos en las prácticas cómo estirar la musculatura sin salir del agua. Si sólo es la fatiga y vemos que el buceador está bien, ha recuperado su respiración y nos confirma que está perfecto, podrá continuar el sólo. No obstante iremos cerca de él y si es necesario lo podemos ayudar a llegar al barco o a la orilla.
  • Cuarto: si el cansancio no cesa, aprenderemos a remolcar a un buceador cansado hasta el barco o la orilla. El método más cómodo para ello, suele ser remolcarlo de espaldas (ambos de espaldas), cogiéndole por la grifería de la botella o el asa del chaleco, aleteando ambos de espaldas hacia el barco o la orilla. Él nos puede ayudar aleteando más suave, pero como buceador de rescate debes tener la suficiente forma física como para poder remolcar a un buceador. También podemos ayudarnos de otro compañero, realizándolo por turnos si la distancia es muy grande.

Buceador en pánico, en la superficie

Normalmente un buceador, en cualquiera de los anteriores casos (algún problema concreto o un buceador cansado) puede entrar en pánico cuando además de lo anterior, ha generado estrés y no es o no ha sido capaz de controlar ese estrés. Seguramente el problema que han tenido es uno de los ya descritos pero, en este caso, la psicología, el autocontrol y la tranquilidad les ha fallado.

Como ya vimos en temas anteriores, un buceador superado por el miedo o por el estrés no reaccionará de forma adecuada y presentará reacciones ilógicas, fruto de no pensar sino de ejecutar las acciones por instinto, que en buceo, podrían parecer ilógicas:

  • Quitarse la máscara, el tubo o el regulador.
  • Deshinchar, por error, el chaleco en lugar de hincharlo.
  • Puede empujarnos al verse agobiado.
  • No antenderá a nuestras indicaciones. Parecerá no escucharnos.
  • Se pueden colgar directamente de nuestro cuello, al aproximarnos e intentar hundirnos.
  • Si no efectuamos el rescate, normalmente serán buceadores que terminan agotándose y pueden quedar inconscientes.
  • Aunque no sea usual, el pánico también puede ser invisible. Algunas personas tendrán un pánico «encerrado en sí mismos», pueden quedarse absortos, inmóviles y no reaccionar a nada. Hemos de estar pendientes de ellos constantemente porque podrían estar con la cabeza dentro del agua y no respirar, con lo que podrían llegar a una situación de ahogamiento.

Cuando un buceador no responde, quizás simplemente no se está enterando de nuestras señales o voces, pero hemos de suponer siempre que necesita ayuda. La previsión siempre es la clave.

Conociendo los tres tipos de situaciones con las que nos podríamos encontrar en superficie, vamos a analizar cómo ejecutar la asistencia pertinente en cada caso. Ya hemos visto que los problemas concretos de cansancio leve o problemas con el equipo se solucionan de forma sencilla, ya que el buceador responde correctamente y no ha desarrollado estrés. Nos centraremos pues en los casos de buceador fatigado y en pánico. ¡Veamos!

Rescate de un buceador cansado en superficie.

Rescatar a un buceador que está cansado es uno de los ejercicios más sencillos que practicarás en este curso. Como ya hemos mencionado los buceadores cansados responden muy bien a la ayuda, siguen nuestras instrucciones y colaboran en su autorescate. No obstante, siempre hemos de estar pendientes ya que un buceador cansado, que comienza a agobiarse, puede terminar siendo un buceador en pánico. Veamos las fases de este tipo de rescate:

Acercamiento

Nos debemos acercar a la víctima como mínimo con la máscara, el tubo y las aletas. Pero lo ideal, según la situación, es llevar también el neopreno (ya que nos da flotabilidad positiva). En cualquier caso, en la mayoría de ocasiones iremos completamente equipados. Lo importante del acercamiento es no perder nunca de vista a la víctima y mirar constantemente para poder detectar signos de estrés o de pánico. Además es importante recordar que debemos llegar lo antes posible a la víctima pero siempre reservando energías para hacer el rescate y poder volver, remolcando a la víctima si fuera necesario.

Valoración

Cuando ya estamos más cerca de la víctima hay que detenerse unos segundos, hemos de fijarnos bien en su equipo, dónde está el hinchador de su chaleco, si tiene la máscara puesta, va con el regulador o el tubo en la boca y además aprovecharemos para decir que hinche su chaleco a tope o que suelte su sistema de lastre. De esta forma tendremos su equipo controlado, por si debemos actuar nosotros y nos cercioraremos de que el su estado mental es positivo o pudiera estar cercano al pánico. Hablamos con la víctima y observaremos si hay lógica y tranquilidad en su comportamiento o hay reacciones ilógicas, no obedece a las instrucciones o se comporta de una forma extraña.

Dar seguridad a la víctima

Si vemos que la víctima simplemente está cansada, fatigada o tiene un calambre estableceremos contacto con ella, lograremos flotabilidad positiva para ella y para nosotros, solucionaremos el calambre ayudándola con el estiramiento y sobre todo, hablaremos con ella, la calmaremos comentando los pasos que vamos a seguir, demostrando que la situación no es grave y que está todo controlado. Si es necesario ayudaremos a la víctima a establecer su flotabilidad, hinchándole el chaleco.

Además hemos de proveer comodidad a la víctima. Si las condiciones del entorno lo permiten, quizás podamos quitarle la máscara, el tubo y el primer arnés del chaleco (la tira del pecho). Un buceador fatigado o fatigada siempre se relajará y retomará el aliento si podemos proveer estas condiciones. Quizás, incluso podamos quitarle el chaleco para reducir la resistencia al avance o para que esté más cómodo flotando sobre él. Incluso podríamos quitarnos nuestro equipo y dárselo a la victima para que lo agarre o se desplace tumbado sobre él.

Para hacer lo anterior las condiciones del medio deben ser óptimas y hemos de tener flotabilidad positiva sin el equipo.

Si las condiciones no lo permiten, debemos limitarnos a establecer una buena flotabilidad positiva (hinchamos el chaleco de la víctima a tope), podemos aflojar las tiras del pecho y de la cintura del chaleco y calmar a la víctima, esperar que recupere el aliento y que se encuentre menos cansada antes de seguir con su desplazamiento.

Rescate de un buceador en pánico en la superficie.

El miedo y las técnicas de rescate en superficie.

El rescate de una persona que está en pánico requiere de mayor tesón a la hora de prestarle ayuda. Sabemos que será una persona que seguramente no responderá de forma adecuada a nuestras instrucciones, además será posible que supongan un riesgo para nosotros, los rescatadores, ya que seguramente tratarán de forcejear, amarrarnos o querrán colgarse de nosotros. El pánico se les ha apoderado y tienen la creencia de que se van a ahogar o les va a ocurrir algo grave y aparece su instinto (irracional) de supervivencia.

Las fases de acercamiento y de valoración son idénticas a las del caso anterior. Nos hemos de aproximar sin perder nunca de vista a la víctima mientras ya vamos observando su disposición o no a colaborar, si nos escucha o no, si obedece a nuestras órdenes de hinchar a tope su chaleco y/o quitarse el sistema de lastre. Debemos pararnos unos segundos antes de tenerlo demasiado cerca como para que nos alcance, si hemos detectado que se trata de un buceador en pánico, pasaremos a valorar el método con el que debemos alcanzarlo al tiempo que observaremos dónde está el hinchador de su equipo:

El contacto

Para valorar la acción que debemos procesar tendremos en cuenta la fuerza, el tamaño y el estado de la víctima. Si está muy enérgico por su pánico, es de mayor tamaño o más fuerte que nosotros no nos lo debemos pensar:

  • Es ideal tener cerca un dispositivo de flotabilidad: quizás nos lo podrán lanzar desde el barco. Quizás pueda servir el chaleco hinchado a tope de otro compañero que ya se lo ha quitado y lo tenemos cerca.
  • De lo contrario, debemos optar por alcanzar a la víctima por debajo del agua o por detrás.

Nadar bajo los pies de la víctima, que está en pánico, nos permite alcanzarlo por su espalda. Nos interesa en primer lugar, establecer la máxima flotabilidad para nosotros (hinchamos chaleco a tope y si es necesario quitamos nuestros plomos) para después amarrar a la víctima por la espalda, tomando su grifería y abrazando su botella con nuestras rodillas, entre las piernas.

Esta especie de «llave de judo» nos permitirá que la víctima no pueda desplazarnos, golpearnos o forcejear con nosotros, nos permitirá hinchar su chaleco a tope, por detrás. Lo mismo ocurre en el caso que nos podamos acercar por detrás o podamos rodear a la víctima con seguridad.

En cambio, si la víctima en pánico es de menor tamaño o menor fuerza que nosotros, podremos acercarnos frente a ella, tomando su muñeca y haciendo un giro con el brazo que hará que la víctima gire y terminemos, del mismo modo, frente a la espalda de la víctima. Lo primero, en este caso también es llevar nuestro chaleco hinchado a tope por si la víctima nos alcanza y se nos sube encima, tener la máxima flotabilidad hasta que logremos hinchar su chaleco.

Aprenderás estas técnicas en las prácticas y los simulacros en el agua, en tu curso de rescate.

En cualquier caso, si la víctima en pánico logra «hacerse contigo» deberás escaparte de su «abrazo» si no se deja ayudar o sus movimientos de pánico no permiten el rescate. Por ello, aprenderás también unas técnicas de escape. Vemos dos básicas pero, como siempre, realmente lo aprenderás e interiorizarás en tus clases prácticas del curso de rescate:

  • Escape empujando: Hincharemos ambos chalecos a tope, ya que ello tiende a separarnos de la víctima. Tras ello nos zafamos con las manos, dando un empujón a la víctima mientras aleteamos hacia atrás. Ello nos alejará lo suficiente para intentar el rescate de nuevo, por detrás o buceando por debajo de la víctima.
  • Escape buceando: Si vemos que nos es difícil el rescate porque la víctima «puede» con nosotros, el último sitio donde quiere ir alguien en pánico es bajo el agua. Deshinchamos nuestro chaleco, respiramos por el regulador y nos sumergiremos bajo el agua, protegiéndonos con los brazos, de los aleteos de la víctima. Tras ello, reanudaremos el rescate por detrás de la víctima, amarrando su botella entre nuestras piernas y tomando a la víctima por la grifería, con la mano derecha mientras hinchamos su chaleco a tope, con la mano izquierda.

Seguro que practicas alguna técnica de zafado más con tu instructor y probablemente aprenderás algún «truco» para la aplicación de estas técnicas.

Dar seguridad a la víctima

Generalmente el pánico en la superficie viene generado por la sensación de ahogamiento que tiene la víctima al no tener flotabilidad. No ha hinchado su chaleco, no se quita el lastre, el chaleco se ha pinchado o tiene algún otro problema que le ha llevado al pánico y ha sido éste el que no le permite reaccionar con lógica y razonando.

Es decir, la mayoría de situaciones de pánico en superficie se solucionarán en cuanto proporcionemos flotabilidad a la víctima, hablemos con ella, la calmemos y tranquilamente la remolcaremos o desplazaremos hacia tierra o hacia la embarcación.

Cuando la víctima del pánico en superficie es consciente de que flota y desaparece la sensación que tenía de hundirse, el rescate está resuelto.

De ahí la importancia, de todo rescate en superficie, de establecer flotabilidad para la víctima.

Rescate de un buceador inconsciente en la superficie

En primer lugar, como ya mencionamos anteriormente, el primer paso es identificar que la víctima realmente está inconsciente en la superficie. Es por ello que mientras nos acercamos a la víctima hemos de gritarle, llamarle la atención, salpicarle agua… Todo ello nos dará indicaciones de inconsciencia si el buceador no responde, no se gira o no se mueve.

Ante ello, debemos dar por hecho que estamos ante una víctima inconsciente. Nos acercaremos a ella a la mayor velocidad posible y necesitamos que esté boca arriba. De modo que si se encuentra boca abajo hemos de girarla de espaldas al agua y nos colocaremos todo lo rápido posible, por detrás, cerca de su cabeza e hincharemos a tope su chaleco y el nuestro.

Sujetaremos la cabeza por la parte de la nuca y tenemos que abrir la vía aérea. Lo aprendiste en tu curso de primeros auxilios, pero se trata inclinar hacia detrás la cabeza con la maniobra frente-mentón.

Para ello, lo primero que debemos realizar es quitarle, con cuidado, el regulador si lo lleva y la máscara. También podríamos desabrochar el cierre del arnés del chaleco en la parte del pecho.

El siguiente paso es observar, sentir y escuchar si la persona respira; algo que debemos comprobar durante diez segundos. Colocándonos de forma estratégica junto a su cara podremos ver si su pecho muestra movimientos de respiración, al mismo tiempo con nuestra oreja junto a sus vías aéreas podremos escuchar si respira y a la vez, nuestra mejilla podría detectar aire que sale de su nariz o boca.

  • Si la víctima respira, iniciaremos su transporte hacia tierra o la embarcación, de forma cuidadosa, evitando que la víctima pueda tragar agua, que no haya salpicaduras y vigilando constantemente que mantenemos sus vías aéreas abiertas. Seguiremos comprobando que respira mientras lo vamos remolcando hacia una zona segura.
  • Si la víctima no respira, lo primero que haremos será darle dos respiraciones artificiales de rescate, lentas y profundas, como ya sabes por tu curso de primeros auxilios. Solicitaremos ayuda a las cercanías (barco, costa, compañeros de la inmersión). Del mismo modo, hemos de seguir transportando a la víctima mientras le damos una respiración artificial cada cinco segundos.

Es posible que la persona se recupere y muestre signos de conciencia y/o de respiración. Seguiremos remolcándole a una zona segura y controlando que no trague ni le salpique agua. También mantendremos sus vías aéreas abiertas para facilitarle la respiración. Como viste en el curso de primeros auxilios, seguiremos brindando atención a está persona hasta que se encuentre plenamente bien.

Si la víctima sigue sin respirar por sí misma y pasan unos cuantos minutos, es posible que lo siguiente sea que entre en parada cardíaca. Ante ello lo que más prima es la rapidez en hacerlo llegar a una zona segura donde poder administrarle la RCP. No obstante, seguiremos dándole las respiraciones artificiales hasta poder practicarle la RCP de forma efectiva.

Aquí puedes darle un repaso a tu curso de primeros auxilios.

Hasta aquí hemos visto los diferentes tipos de situaciones que nos podríamos encontrar en cuanto a los rescates en superficie. Sabremos responder ante ellos y hemos de saber que son situaciones muy inusuales pero que debemos estar preparados para ellas.

Además, como buceadores avanzados, con algo de experiencia y con este nivel de buceo de rescate debemos extraer ciertas conclusiones para otra de las claves de este curso, el autorescate.

El autorescate

Hemos visto que todas las situaciones descritas anteriormente se pueden eliminar o, al menos, minimizar teniendo en cuenta una cosa, que deriva en tres. Recuerda siempre esta palabra: mantenimiento.

  • El correcto mantenimiento y estado del equipo de buceo.
  • Debemos tener una actualización, refresco o correcto mantenimiento de nuestro entrenamiento como buceadores y buceadoras.
  • Por supuesto, el objetivo principal de esta web, un mantenimiento de nuestra formación como submarinistas.
Tipología de rescates en superficie

Hemos visto que la mayoría de problemas se solucionan de forma previa con un correcto mantenimiento de los equipos, un adecuado ajuste del mismo a cada buceador, tallas correctas, broches y atalajes en buen estado, el buen estado de las botellas, las griferías y los reguladores así como un control tras el montaje del equipo y un chequeo previo a la inmersión.

Otros posibles problemas se pueden prevenir de forma sencilla, simplemente hablando con los buceadores, chequeando su experiencia previa, observando su estado mental y ofreciendo siempre ayuda, acompañamiento, confianza, cercanía y seguridad a los buceadores noveles o más inexperimentados.

También hemos visto que en la superficie, cualquier buceador en pánico se calmará y terminará respondiendo de buena forma en cuanto establecemos flotabilidad y hacemos ver que el peligro de hundirse está solventado. En la mayoría de ocasiones, por muy «aparatoso» que pueda parecer el pánico de un buceador en la superficie se solucionará hinchando a tope su chaleco o acercándole un salvavidas o cualquier otro dispositivo que le aporte flotabilidad en ese momento.

«Hinchar chaleco y quitar plomos» es una frase a la que tendrás que recurrir muchas veces, en este curso de rescate.

Este breve resumen nos ha de servir en primer lugar, a nosotros mismos. Si nuestro equipo está en condiciones y lo hemos revisado previamente y tenemos la psicología del buen buceador, sabremos que los problemas tienen siempre una buena solución en el agua y no permitimos que los nervios o el miedo aparezcan y (en superficie) reaccionamos siempre de forma rápida estableciendo flotabilidad, quitando los plomos si es necesario e hinchando a tope nuestro chaleco, seremos unos buenos buceadores.

Con este nivel de rescate debemos ser buceadores seguros de nosotros mismos, nuestra mente ganará siempre a los nervios y al miedo, nuestra experiencia y entrenamiento harán que reaccionamos siempre de la mejor forma y de la manera más rápida posible para corregir cualquier eventualidad.

Todo ello junto a la observación continua, la prevención y la anticipación a los posibles problemas será lo que nos distinga, en un futuro próximo, como buceadores de rescate.

Aunque parezca demasiado obvio es así: para poder ofrecer rescate a otros compañeros de buceo, en primer lugar, debemos dominar nuestro propio rescate.

El autorescate está en el terreno de la prevención y en el plano de lo mental y lo observacional.

En el siguiente tema, continuaremos analizando las habilidades de rescate bajo el agua.