Si estás en esta parte… ¡Enhorabuena! ya que estás muy cerca de ser buceador, al menos a nivel teórico y muy cerca de disfrutar de tus prácticas en el agua. Ya somos conocedores de todo lo importante en nuestra formación, como buceadores del primer nivel. Así que en este tema veremos cómo planificar las inmersiones. Todo aquello que hemos de tener en cuenta antes, durante y después de nuestras inmersiones para que éstas sean confortables, seguras y divertidas. Este tema nos servirá, a modo de repaso, para recordar los puntos más relevantes de nuestra formación como buceadores. ¡Ánimo!
Las variables internas
Con variables internas nos vamos a referir a aquellos aspectos que dependen de nosotros mismos. Es decir, por un lado la salud y por otro los conocimientos como buceadores.
Los conocimientos
Con el primer nivel ya estaremos certificados como buceadores pero hemos de saber que cuanta más formación obtengamos, mejores condiciones tendremos para nuestros buceos. Estar preparado siempre es un plus, en cualquier actividad que uno se plantee y tener información abundante y actualizada nos permitirá planificar las inmersiones de forma óptima.
Aún si no deseamos continuar con nuestra formación como buceadores porque con el primer curso ya nos encontramos cómodos y creemos que no necesitamos más, debemos permanecer siempre informados de los cambios, actualizaciones o conocimientos nuevos que van apareciendo. Con el tiempo se realizan más experimentos, más estudios científicos, se actualizan las estadísticas y hay normas, tablas, leyes o diferentes aspectos del buceo recreativo que pueden cambiar. Debemos mantenernos actualizados.
Del mismo modo, con el paso del tiempo, van surgiendo novedades y cambios en el equipo de los buceadores o pueden aparecer modificaciones importantes en algún elemento del equipo y debemos estar familiarizados con ello. Ya que, aunque no pensemos cambiar nuestro equipo o adquirir esa novedad de última hora, es posible que en algún momento nos toque bucear con un compañero que si la tenga; en cuyo caso, él mismo nos informará de las modificaciones o aspectos que haya que tener en cuenta.
La mayoría de certificadoras ofrecen curso de renovación y en un pocas horas volvemos a adquirir la confianza y las destrezas de buceo cuando, por ejemplo, llevamos mucho tiempo sin bucear y lo queremos retomar. Yo, personalmente, siempre aconsejo realizar alguna actividad de «refresco» cuando llevamos más de un año sin bucear y no tenemos demasiada experiencia todavía o si hace varios meses que obtuvimos el curso o que buceamos por última vez y queremos bucear, por ejemplo, en nuestro viaje de verano en otro país. Siempre es mejor irnos de viaje con esa confianza que nos da el realizar alguna actividad de refresco en nuestra zona, con un instructor que hable nuestro idioma y en un entorno ya conocido por nosotros.
La salud
Ser buceador no implica ser un deportista de élite. El buceo recreativo es una actividad contemplativa, de ocio y además es tranquilo, relajante y en su mayor parte, de observación. Bucear es como pasear en tierra pero bajo el agua de modo que no debemos ser superhombres ni supermujeres para practicarlo. Pero como no deja de ser una actividad física moderada, debemos estar en las condiciones más adecuadas para practicarlo. Incluso, en ocasiones, sí que puede requerir de cierta actividad física; por ejemplo cuando buceamos con algo de corriente o cuando acudimos a solucionar algún problema o a ayudar a algún compañero de buceo.
A veces hemos de nadar bastantes metros o debemos luchar contra la rompiente de las olas al salir de un playa. Como vemos, no son cosas del otro mundo pero sí requerimos cierta forma física. Veamos algunos aspectos relativos a ello:
Tener una salud adecuada. Para bucear debemos tener los oídos sanos y limpios de tapones de cera, porque de lo contrario podríamos tener dificultad a la hora de compensarlos. No debemos bucear si estamos resfriados o acabamos de salir de un proceso vírico, en general, ya que las mucosidades también podrían dificultar la compensación de nuestros espacios aéreos corporales o podrían generar alguna infección de oídos. Tampoco debemos bucear en procesos de sinusitis o migrañas. Vimos que las caries también podrían nos podrían molestar en nuestros buceos y que era conveniente tener una adecuada salud buco-dental. Del mismo modo, hemos de estar sanos a nivel cardiovascular.
Por todo ello, como buceadores responsables, debemos pasar nuestro reconocimiento médico hiperbárico cada dos años. De hecho en España no podremos bucear sin él, enfrentándonos a duras sanciones si no lo tenemos. Por ello si decides realizar cualquier curso de buceo o realizar una inmersión, en todo centro de buceo te pedirán el certificado del reconocimiento médico.
El reconocimiento médico.
Es un reconocimiento médico sencillo en el que responderemos a las preguntas de alergias, medicamentos, enfermedades crónicas o problemas de salud, intervenciones, etc. Nos mirarán los oídos y la boca. Examinarán nuestro equilibrio. También mirarán nuestra capacidad pulmonar mediante una espirometría y observarán nuestra respiración y el latido de nuestro corazón mediante el fonendoscopio. Nos realizarán un electrocardiograma y examinarán nuestra tensión arterial. Como veis, algo sencillo que suele llevar unos 35 o 40 minutos. Eso sí, en España la ley exige que el médico que nos realice este examen ha de ser especialista titulado en medicina hiperbárica. Es decir, no sirve que no los haga nuestro médico de familia.
Hacer ejercicio. Es conveniente mantener una forma física adecuada. Para ello debemos practicar deporte de forma moderada y habitual, tal como recomiendan los médicos en términos generales a todo el mundo. El buceo es una actividad relajada pero… ¡no hay buceadores sedentarios! (o no lo debería).
Alimentación. Al igual que en el ejercicio, como practicantes de un deporte que somos, hemos de alimentarnos de forma correcta y saludable. Además ya vimos, que antes de las inmersiones no debemos alimentarnos con comidas copiosas ni difíciles de digerir. Yo siempre recomiendo no tomar leche ni zumos con lactosa o alimentos procesados antes de una inmersión. No es cómodo bucear con reflujo ni con esa sensación de que el alimento «te repite». Esto es personal, pero a mí siempre me va muy bien: algo de queso con un zumo de fruta natural, una manzana y un plátano, una tostada de pan integral con algo de jamón cocido o pechuga de pavo. Esos son mis desayunos preferidos antes de un día de buceo y ¡jamás me han fallado!
Recordad: no tomar bebidas alcohólicas, drogas, ni fumar antes ni después de bucear, no haber consumido bebidas alcohólicas la noche anterior y si es el caso, recordar que la importancia de estar bien hidratados se multiplica y si tomamos algún tipo de medicación, asegurarnos que ésta nos permite bucear.
Ojo con las heridas. No hay que alarmarse pero mi experiencia con las heridas no ha sido buena en el buceo. A pesar de que mucha gente diga aquello de que «el agua salada cura» o «el agua del mar desinfecta», amigos, no es así. La salinidad del mar y el sol resecan nuestra piel, en consecuencia, ayudan a que las heridas también se sequen antes. Pero jamás aconsejaré a nadie bucear con heridas o cortes grandes en la piel. Hemos de saber que el agua (especialmente el agua cálida y templada de las zonas tropicales y ecuatoriales) puede ser fuente de algunas bacterias malignas que, si entran a través de una herida, pueden complicarnos el viaje. Si tienes una herida o corte grande… espera a que cierre del todo antes de bucear (y de bañarte en el mar). ¡Palabra de buzo!
Planificar inmersiones: algunos aspectos de nuestra salud deben ser tenidos en cuenta directamente en la planificación de nuestras inmersiones. Los ordenadores de buceo suelen tener una opción en sus ajustes para «recortar» los límites del buceo, dependiendo de si tenemos sobrepeso, colesterol, diabetes, somos fumadores e, incluso, si somos algo frioleros. Del mismo modo, con las tablas de buceo seremos más restrictivos al planificar las inmersiones en estos casos, debiendo tomar cómo límites máximos, dos tiempos (o casillas) menos que el límite indicado en la tabla. O certificadoras como PADI, por ejemplo, nos dicen que planifiquemos nuestra inmersión como si fuésemos a bucear a cuatro metros más de la profundidad real.
Las variables externas
Son aspectos del buceo que no dependen directamente de nosotros pero que hemos de conocer para planificar las inmersiones. De esta manera podremos adaptarnos y bucear con mayor solvencia en cualquier inmersión.
El entorno. Como vimos en el primer tema, las condiciones del entorno como la corriente, la marea, la estructura y la composición del fondo son variables a tener en cuenta en la planificación de las inmersiones. Modificar el punto de entrada o de salida de la inmersión puede facilitarnos mucho el buceo. La temperatura del agua o si vamos a bucear en agua dulce o salada, también son aspectos a tener en cuenta a la hora de planificar las inmersiones, ya que son variables que tendremos en cuenta en las tablas de buceo o nuestro ordenador.
Debemos recordar que en agua salada necesitaremos más lastre que en agua dulce o, si realizamos una inmersión nocturna, hemos de llevar nuestra pareja de linternas.
También sabemos que si buceamos con algo de corriente, el protocolo suele ser iniciar la inmersión a contracorriente para después, finalizar la inmersión a favor de la corriente y tener un buceo mucho más confortable.
Buceo desde orilla. Si vamos a realizar la inmersión en una bahía o playa hemos de planificar cómo entraremos al agua (desde playa, desde rocas…), habrá que tener en cuenta cómo desplazar el equipo hasta el punto de entrada, dónde colocarnos el equipo (muchas veces será mejor equiparnos en el agua, dependiendo del oleaje, por ejemplo), …
También deberemos tener en cuenta la salida, según la marea y/o en función de si hay o no corriente de resaca. Podemos necesitar algún extra en el equipo para mantener juntas las aletas en la salida a playa o llevar algún cofre hermético para guardar alguna de nuestras pertenencias, como la llave del coche, en su caso.
Buceo desde barco. Habrá que tener en cuenta en la planificación de las inmersiones el tipo de embarcación en la que iremos. Si vamos en una lancha neumática, solemos entrar al agua dejándonos caer hacia detrás, sujetando nuestra máscara y regulador con la mano derecha y el cinturón de plomos con la izquierda. En cambio, si vamos en un barco alto, normalmente entraremos realizando un paso de gigante hacia adelante.
Nos deben explicar las normas de la embarcación y los procedimientos para entrar y salir. Por otro lado, aunque el motor de la embarcación debe estar apagado, hemos de mantenernos alejados de él. Además durante el viaje, recomiendo que las personas que suelen marearse, se acomoden a una distancia del motor, ya que el olor a gasoil, en ocasiones, puede hacer que nos encontremos mal o que no nos siente bien el desayuno y comencemos el buceo sin ganas. O si solemos marearnos en las embarcaciones, quizás sea conveniente tomar una biodramina unos treinta minutos antes de ir a bucear. También es importante asegurarnos de que habrá agua en el barco para estar bien hidratados cuando buceemos.
La planificación del equipo
Ya vimos todo acerca de nuestro equipo en el segundo tema pero debemos recordar un aspecto muy importante en esta parte, ya que influye en el cómo planificar las inmersiones. Hablamos del chequeo del equipo y de la comprobación de su correcto funcionamiento. Algo que haremos en dos ocasiones antes de nuestras inmersiones. Nada más montar el equipo y justo antes de entrar al agua.
Montando el equipo
Debemos observar si nuestro regulador es de conexión INT o DIN, de esta manera cogeremos la botella con la grifería adecuada al regulador. Comprobaremos que la botella está en perfecto estado y que tiene la fecha de la última inspección sellada.
Seguidamente montaremos el chaleco sujetando correctamente la botella, asegurándonos de que los cuatro pases de la cinta por la hebilla están correctos y de que la orientación de la grifería es la adecuada.
Montaremos el regulador en la grifería de la botella (no hay que apretarlo con excesiva fuerza, ya que después al desmontarlo nos será muy difícil extraerlo) y asegurándonos de que las dos segundas etapas quedan a nuestra derecha y el latiguillo del hinchador y el manómetro quedan a la izquierda. Colocaremos el latiguillo hinchador en la tráquea del chaleco y seguidamente, con el manómetro enfrentado al chaleco, boca abajo, abriremos la botella (debemos abrir el grifo a tope y cerrarlo media vuelta). Comprobamos en el manómetro que la presión de la botella está entre 200 y 230 bares.
Tras ello, debemos comprobar que ambas etapas nos dan aire con total normalidad. Es decir, respiramos un par de veces o tres por cada una de las etapas y al mismo tiempo comprobamos tres cosas:
- El sabor del aire. Ya que si éste tiene un sabor extraño (como a óxido o a aceite) es posible que no esté en buen estado y debemos solicitar un cambio de botella.
- El correcto funcionamiento del regulador y sus dos segundas etapas. Nos dan aire con buen flujo y a demanda.
- El buen estado del manómetro. Ya que si mientras respiramos por cualquiera de las etapas y vemos que se mueve la aguja del manómetro, éste no funciona correctamente y seguramente, nos dará errores de lectura.
Posteriormente debemos comprobar el funcionamiento del chaleco:
- El hinchador funciona correctamente. Hinchamos pulsando el botón y comprobamos que el chaleco se hincha a tope y no tiene ninguna fuga.
- Comprobamos que las válvulas de vaciado desalojan el aire del chaleco a la perfección.
- Nos cercioramos que también funciona correctamente el hinchador oral de la tráquea.
Finalmente, cerramos la botella y nos aseguramos de dejar el equipo tumbado. Nunca lo dejamos de pié, al igual que las botellas (siempre tumbadas también) para evitar caídas, accidentes, golpes o imprevistos en la grifería.
Tras montar el equipo solemos colocarnos el traje de neopreno. Debemos tener en cuenta la distancia al punto de buceo, ya que si ésta es demasiada y hace mucho calor quizás consideremos ponernos el traje más tarde o colocarnos sólo la parte inferior del traje para evitar sufrir agobios innecesarios.
Antes de entrar al agua
Lo denominamos chequeo pre-inmersión. Sea en la orilla o sea en el barco, antes de entrar al agua debemos abrir nuestra botella repasar que todo está correctamente colocado, ajustado y volvemos a comprobar, paso a paso, que todo funciona correctamente. Observaremos también el equipo de nuestro compañero de inmersión y nuestro compañero comprobará el nuestro. Además debemos asegurarnos que conocemos el funcionamiento del equipo de nuestro compañero y viceversa.
Debemos recordar que el orden normal para equiparnos es: traje de buceo y escarpines en primer lugar, cinturón de lastre si éste no está integrado en el chaleco en segundo lugar, chaleco completamente montado y comprobado en tercer lugar, aletas en cuarto lugar y finalmente la máscara y el tubo.
Nos aseguraremos de dónde están las válvulas de escape de aire del chaleco de nuestro compañero.
Comprobaremos el funcionamiento del hinchador del compañero (en algunas tráqueas cambian de lugar el botón de hinchado y deshinchado o son algo diferentes).
Nos fijaremos en las hebillas de las cinchas del chaleco del compañero para saber cómo abrochar y desabrocharlas. Igualmente haremos con la cincha que sujeta la botella.
Comprobaremos también que el cinturón de plomos está correctamente colocado y si el sistema de lastre está integrado en el chaleco, nos aseguraremos de conocer cómo se ponen y se extraen los plomos del chaleco.
Nos aseguraremos que nuestras máscaras no se empañan: existen productos en spray para tal efecto u otro modo, que suele funcionar siempre, es aplicar por la parte de dentro un poco de nuestra saliva y extenderla bien por toda la superficie de la máscara y luego aclarar con agua.
Finalmente chequearemos que el tubo de snorkel se mantiene en el lado izquierdo de la máscara, para que no nos estorbe, ya que el regulador viene por el lado derecho.
Nos colocaremos las aletas en último lugar y… ¡al agua patos!
No agobiarse: hemos de saber que el equipo de buceo no es nada cómodo en tierra ni en la embarcación. Nos notamos pesados, ocupamos más espacio, todo «nos aprieta» y solemos pasar calor e incomodidades mientras nos equipamos y esperamos ir al agua. En el agua todo cambia. Nos sentiremos, cómodos, libres y totalmente ligeros. Tranquilidad, sensación de ingravidez y total libertad. ¡Como pez en el agua!
Planificar el perfil de las inmersiones
En el tema cuatro hemos visto, en profundidad, para qué sirven las tablas de buceo y su manejo. También vimos que eran, junto con los ordenadores, un elemento clave para planificar las inmersiones ya que nos permiten conocer los límites de nuestros buceos y, en definitiva, velan por nuestra seguridad y nos mantienen alejados de la enfermedad descompresiva. Ahora veremos algunos aspectos importantes acerca de la planificación de inmersiones. Cómo se representan los perfiles de inmersión, dónde se coloca cada elemento, de forma esquemática, para entender rápida y perfectamente cada plan de buceo y finalmente, algunas normas importantes que hemos de considerar siempre en nuestra planificación de las inmersiones.
Veamos cómo representamos los perfiles a la hora de planificar nuestras inmersiones. Hemos representado tres inmersiones. La primera a 18 metros durante 45 minutos. La segunda a 14 metros, durante 52 minutos y la tercera a 10 metros, durante una hora. Entre la primera y la segunda inmersión existe un intervalo en superficie de una hora y entre la segunda y tercera inmersiones, haremos una hora y cuarto de intervalo en superficie.
Colocamos en el eje vertical de los perfiles, la profundidad de cada inmersión. En el eje horizontal, colocamos el tiempo real de fondo (TRF). En la parte de arriba de los perfiles coloco el grupo de presión de salida y el grupo de presión de entrada (tras el intervalo en superficie).
Recordar que obtenemos el coeficiente de salida de cada inmersión, en la parte izquierda de la primera tabla. El coeficiente de entrada en la siguiente inmersión lo obtenemos en la parte derecha de la primera tabla. La segunda tabla es necesaria para conocer el tiempo total de fondo (TTF), ya que nos da el tiempo de nitrógeno residual (TNR).
De esta forma tan gráfica y sencilla podremos planificar las inmersiones de un día de buceo donde podremos conocer rápidamente si podemos realizar nuestro plan y tener a mano todos los datos necesarios para calcular los perfiles de cada inmersión.
Normas al planificar las inmersiones:
Al planificar nuestros buceos debemos conocer los diferentes tipos de inmersión.
- Inmersión única: buceamos una vez hoy y otra vez mañana. Son inmersiones separadas porque consideramos que ya no tenemos nada de nitrógeno residual en el cuerpo ya que ha pasado demasiado tiempo entre inmersiones y nos ha dado tiempo a «limpiarnos» de nitrógeno.
- Inmersión sucesiva: realizamos un buceo ahora y volvemos al agua tras un tiempo de superficie (El intervalo en superficie). Son inmersiones sucesivas las tres, de ejemplo anterior. Tenemos nitrógeno residual en las subsiguientes inmersiones (tras la primera), ya que todavía tenemos nitrógeno residual de la/s inmersión/es anterior/es.
- Inmersión continuada: es cuando nada más salir a superficie, sin descansar en superficie volvemos a descender y realizamos otra inmersión . Debemos evitar esta forma de bucear ya que lo aconsejable es estar planificar nuestras inmersiones con un intervalo en superficie que nos permita eliminar nitrógeno residual. No obstante, este tipo de inmersiones continuadas se pueden dar porque hemos de bajar a buscar algo que se perdió, hemos de atender a otro buceador que todavía está a profundidad o si, por ejemplo, tenemos que bajar a buscar la aleta que nos ha caído cuando las estábamos entregando en el barco.
Planificar siempre la inmersión más profunda en primer lugar y terminar el día de buceo, siempre, con la inmersión menos profunda.
Paradas de seguridad: debemos tomar como costumbre realizar una parada de seguridad de 3 minutos a 5 metros, en todas las inmersiones, ya que no cuesta nada hacerlo. Pero hemos de saber que si realizamos nuestras inmersiones justo en el límite de las tablas, o en los tres tiempos anteriores al límite (área sombreada de la tabla) y en el caso de cualquier inmersión en la que lleguemos a los 30 metros de profundidad, la parada de seguridad es obligatoria. La parada de seguridad permite que nuestro elimine nitrógeno de la forma adecuada, antes de subir a la superficie.
Parada de descompresión de emergencia: como buceadores recreativos jamás hemos de planificar las inmersiones con descompresión. Pero en el caso de que, por una emergencia o cualquier situación imprevista, hayamos excedido los límites de la tabla (o el ordenador) lo que debemos hacer es ascender a una velocidad menor de 9m/min hasta los 5 metros y estaremos ahí durante 8 minutos. Tras ello no debemos bucear en las próximas seis horas.
Parada de descompresión de emergencia severa: pongámonos en el caso anterior. Mismo caso pero esta vez, nos pasamos el límite de no descompresión en cinco minutos o más. En este caso debemos realizar la parada a cinco metros durante 15 minutos o más. Todo lo que nos permita el aire y siempre que podamos subir a superficie con seguridad (con aire). Además estaremos 24 horas sin bucear. Si en el barco hay oxígeno, deberíamos respirar oxígeno y deberíamos estar en reposo, hidratados y atentos a los síntomas de la enfermedad descompresiva.
Las alturas y el buceo: recordamos que no podemos volar tras bucear. Han de pasar 12 horas en el caso de las inmersiones únicas y 18 horas en el caso de inmersiones sucesivas o si llevamos varios días buceando. Por otro lado, si hemos incurrido en la necesidad de realizar parada de descompresión de emergencia debemos permanecer 24 horas sin bucear.
No obstante, cada persona y cada fisionomía es mundo en lo referente a la enfermedad descompresiva. Según nuestro propio criterio y según los elementos que influyen negativamente en la enfermedad descompresiva como colesterol, sobrepeso, tabaquismo, frío en la inmersión (etc), se recomienda que pase el mayor tiempo posible entre la última inmersión y el vuelo (1-2 días).
Para realizar buceo en altitud y, en consecuencia, poder planificar las inmersiones en ríos, lagos o ibones tenemos que conocer las correcciones que debemos hacer a la hora de planificar los buceos y debemos aprender a manejar las tablas especiales de buceo en altitud.
Yo recomiendo realizar el curso de buceo en altitud. Pero por ejemplo, las tablas PADI que hemos explicado en el tema anterior, nos servirán para bucear en lugares que estén hasta 300 metros de altura.
Normas para planificar las inmersiones con ordenador de buceo
Debemos comenzar siempre con la inmersión más profunda.
Seguiremos el ordenador más restrictivo. Hay ordenadores menos restrictivos, por el propio algoritmo o porque alguno de los otros ordenadores puede tener algún factor de corrección de los que nombramos en el tema anterior. Sea como fuere, si el ordenador de nuestro compañero de buceo es más restrictivo, cumpliremos con su plan. Ascenderemos, siempre que lo indique el primer ordenador que lo haga.
Nunca debemos compartir ordenador. El ordenador es para un único buceador. Es imposible seguir el mismo perfil de inmersión.
Tener siempre las tablas de buceo: debemos poder planificar nuestros buceos. Por ello, aunque tengamos el mejor ordenador del mundo, aunque llevemos otro de repuesto, todo buceador debe tener a mano sus tablas de buceo y ha de conocer su manejo, para poder planificar las inmersiones en cualquier situación.
Si nuestro ordenador falla en una inmersión: finalizaremos la inmersión, realizaremos una parada de 5 minutos, como mínimo, a 5 metros y estaremos más de doce horas sin bucear, para mayor seguridad.
No olvides repasar la planificación de inmersiones mediante las tablas de buceo
Planificar el consumo de tus inmersiones
Algunas certificadoras no hacen demasiado hincapié en este aspecto. Y a la hora de bucear siempre nos solemos guiar por la regla de los tercios. Pero debemos asegurarnos en todas las inmersiones que vamos a disponer del aire necesario para poder realizar el descenso, disfrutar de la inmersión, realizar el ascenso, la parada de seguridad y terminar subiendo a la superficie.
Cada buceador es un mundo en cuanto hablamos del consumo, cada inmersión es diferente y pueden surgir imprevistos como la aparición de una corriente en nuestro rumbo de vuelta. Es por ello que no siempre es certera totalmente esta planificación. Pero debemos realizarla.
- Para ello debemos observar nuestro consumo en superficie. Respiramos durante un minuto con el regulador estando en la superficie. De esta manera tendremos nuestro consumo por minuto.
- Sabemos, por otro lado que la densidad del aire respirado se incrementa de forma directamente proporcional con la presión ambiente a la que respiramos.
- De modo que si una botella llena a 200 atm nos dura 70 minutos, a diez metros de profundidad (2 atm de presión absoluta), podemos calcular de forma directa que esa misma botella a treinta metros de profundidad (4 atm de presión absoluta) nos duraría 35 minutos.
- Vemos que nos duraría justo la mitad, ya que la densidad del aire respirado se duplica al duplicarse la presión absoluta.
Conociendo el consumo en la superficie o a cualquier nivel de profundidad, podemos extrapolar la duración de esa misma botella a cualquier otra profundidad, gracias a la relación directamente proporcional que existe entre la presión y la densidad del aire. No obstante, como en el consumo influyen otras muchas variables, tenemos que considerar este método como una mera aproximación. Podemos considerar siempre un margen determinado y siempre que nos acerquemos demasiado al límite de la reserva tendremos que replantear el tiempo de inmersión o tomar una botella de mayor capacidad.
Regla de los tercios
La regla de los tercios es bastante fiable ya que si comenzamos nuestro buceo con 200 bar en la botella, dividiremos esos 200 bar en tres partes. Con la primera parte realizamos el descenso y el rumbo de ida, con la segunda parte realizamos el rumbo de vuelta y parte del ascenso, de modo que nos queda la tercera parte para realizar la parada de seguridad y terminar de ascender a superficie. De modo que solemos emplear entre 60 y 70 bar en cada una de las partes y de este modo garantizamos tener siempre la reserva de 50 bar intacta.
Debemos tener en cuenta además, la cantidad de aire más restrictiva. Es decir, tomaremos las medidas de aire del buceador que más consume como si fuesen las de todo el grupo.
Planificar inmersiones: El sistema de compañeros
Después de nuestro equipo, a la hora de bucear lo más importante es nuestro compañero. Sabemos que incluso por ley, siempre hemos de bucear dos personas juntas. Es lo que denominamos el sistema de compañeros.
son varios los aspectos importantes que nuestro compañero implica.
Por un lado y lo más importante, está la seguridad. Bucear siempre cerca de nuestro binomio de buceo es un plus de seguridad. Con nuestro compañero comprobaremos los equipos antes del buceo, nuestro compañero colaborará para equiparnos, por lo que también nos aporta una mayor comodidad y a nuestro compañero le comentaremos cualquier tipo de problema durante nuestra inmersión y será el primero que nos pueda ayudar. No debemos olvidar que lo mismo ocurre en sentido inverso: nosotros seremos el mejor binomio de nuestro compañero.
Aprenderemos en nuestras sesiones prácticas en el agua, desde este primer curso de buceo a solucionar algunos problemas que no tienen porqué surgir si realizamos todo de la forma correcta. Por ejemplo, aprendemos a solucionar un calambre en la pierna de nuestro compañero y practicaremos cómo remolcarlo para que no vuelva a tener ese problema. Veremos también cómo se realiza un ascenso junto a nuestro compañero, que se quedó sin aire en la botella, mientras toma aire de nuestra segunda etapa de emergencia. Del mismo modo, aprenderemos a compartir aire desde nuestra misma segunda etapa del regulador.
De otro lado está la diversión. Bucear con un compañero cerca, siempre hará nuestra inmersión más fluida y divertida. Nos podemos comunicar, podremos avisarnos de lo que vamos observando y de las curiosidades del buceo. Cuatro ojos ven más que dos.
La inmersión siempre es más completa y divertida cuando la podemos compartir con alguien. No será la primera vez que de una pareja de buceo ha salido… un gran amigo o una superamiga. ¡Es lo que tiene el buceo!
Todo es más sencillo y fluido cuando buceamos cerca de nuestro compañero. Por ello no debemos olvidar que jamás podemos bucear solos y que siempre bucearemos a una distancia muy prudente, de nuestro compañero. Debemos tener siempre contacto visual con el compañero y hemos de poder tener acceso a él en cinco segundos. Jamás me debería quedar sin aire en la botella (para eso tengo el manómetro y lo debo de mirar durante mi inmersión). Antes de llegar a la reserva de 50 bares siempre deberemos estar ya realizando nuestro ascenso. Pero… si por un casual, nos quedásemos sin aire, tener a nuestro compañero a menos de cinco segundos es muy tranquilizador. Verás que compartir aire mientras terminamos nuestro ascenso es algo totalmente fluido, normal y sin agobios de ningún tipo.
Ha de quedar muy claro: el buceo es cosa de dos
Como ya vimos al principio de este curso, uno de los principales problemas del buceo era la comunicación. Precisamente será con nuestro compañero de buceo con el que más nos tendremos que comunicar y por ello, como buenos buceadores hemos de conocer las señales básicas del buceo. Bajo el agua… ¡no podemos hablar!
Lo veremos más claro en un vídeo y seguro que lo ves mejor en las prácticas pero, a modo de resumen, describimos a continuación las señales más importantes que todo buceador ha de conocer:
Señales bajo el agua:
- Juntamos nuestro dedo índice y pulgar haciendo la señal de OK: lo empleamos muy a menudo para preguntar «¿qué tal?» y para responder «muy bien»
- Giramos la palma de la mano extendida: para contestar o comunicar que algo va mal. Tras ello podemos señalar dónde está el problema o qué es lo que no anda bien. Señalamos el oído si es que estamos teniendo problemas para compensarlos. Podemos señalar la máscara si no nos acopla bien o está muy empañada y no se desempaña. Señalaremos la cabeza si tenemos molestias en los senos paranasales. Podemos indicar que quizás nos falte lastre si señalamos nuestros plomos. Son algunos de los ejemplos más comunes.
- Dedo pulgar hacia abajo. La muerte señalada por el César… ¡no! simplemente estaremos indicando el descenso. Y del mismo modo:
- El dedo pulgar hacia arriba: ¡no, no es ok! significa que iniciamos el ascenso.
- Si nos tocamos la máscara con los dos dedos índice y corazón, realizando la señal «mira». Significa que nos miren. Queremos que nos presten atención.
- La mano plana y de frente a la persona o al grupo al que va dirigida… como en la educación vial. Significa ¡alto! es decir, estamos comunicando que hay que detenerse.
- La palma izquierda extendida y los dedos índice y corazón de la mano derecha sobre ella, nos sirven para comunicar la pregunta de ¿cuánto aire te queda?. A lo que contestaremos:
- Con una T realizada con las dos manos para indicar que nos queda media botella (es decir 100 bares). O con el número decimal que representa la cantidad de aire que tenemos. Por ejemplo si nos quedan 80 bares… enseñaremos 8 dedos. Si nos quedan 60 mares… enseñaremos 6 dedos.
- El puño cerrado a la altura de nuestra cabeza significa que estamos en reserva. Es decir, comunicamos a nuestro compañero o al grupo que nos quedan 50 bares en la botella. Con lo que debemos iniciar todos el ascenso seguidamente.
- Si hacemos una señal con nuestro antebrazo derecho frente a nuestro cuello (es la señal de corte de aire), significa que no tenemos aire en la botella. Con lo cual iniciaremos el ejercicio de compartir aire con nuestro compañero.
- Hay más señales, pero se ven mejor durante las prácticas de buceo en el agua.
Señales en superficie
Normalmente podremos hablar y nos entenderemos perfectamente hablando. Pero hemos de conocer las señales básicas de superficie por si estamos demasiado lejos de nuestros compañeros o del barco, una vez que estemos arriba, tras el ascenso:
- La señal para preguntar y responder si todo está bien se realiza con un círculo dibujado por nuestro brazo, desde que sale del hombro hasta que tocamos el centro de la parte superior de nuestra cabeza con la punta de los dedos. Es la forma de que nos vean desde lejos.
- Si algo no va bien, en superficie agitaremos los brazos de arriba a abajo. Mantener la calma y el chaleco hinchado. Nos vendrán a recoger.
- Es aconsejable llevar un pito o cualquier otro dispositivo audible para captar la atención en la superficie ya que en la lejanía y con la presencia de otros barcos o motores… es posible que les cueste escucharnos desde el barco. La legislación, en España, obliga a llevar un dispositivo de señalización visual y otro audible como parte de nuestro equipo de buceo.
Recuerda, al planificar tus inmersiones, el compañero es clave:
- Con el compañero planificamos la inmersión. Decidiremos el punto de entrada y de salida de la inmersión, veremos el cómo entrar y como salir del agua.
- Decidiremos también el rumbo que tomaremos y el perfil de la inmersión a realizar: tiempo máximo y profundidad máxima de la inmersión. Así como el intervalo en superficie planeado, si vamos a realizar otra sucesiva.
- Qué hacer si perdemos de vista al compañero: la norma es buscar un minuto en el mismo nivel de profundidad al que estamos y si no le vemos o nos ve, subir a superficie respetando la velocidad de ascenso de 9m/min. Nos veremos en la superficie.
- Nos equiparemos con él y seguramente nos podremos echar una mano con el traje o para ponernos el chaleco, por ejemplo, es genial si nos sujetan la botella o nos ayudan a colocarnos las aletas en el barco.
- Con el compañero también realizaremos el chequeo del equipo. Recuerda: revisaremos nuestro equipo y el del compañero y él hará lo mismo con nosotros. ¡Cuatro ojos siempre, mejor que dos!
- Realizaremos el descenso con él. Siempre bajamos a bucear cerca del compañero, normalmente uno frente a otro y siempre manteniendo contacto visual. Si tenemos algún problema para compensar los oídos, nuestro compañero estará cerca para realizar el descenso más despacio junto a nosotros.
- Bucearemos cerca de nuestro compañero, para poder avisarle de cualquier evento en nuestro buceo: desde que «mira a tu derecha, se aproximan delfines» hasta «me quedan 65 bares, iniciemos el ascenso».
- En superficie, permaneceremos cerca del compañero. No suele pasar, pero si tiene un calambre o una pierna muy cargada por haber nadado demasiado… estar cerca de él es clave para ayudarle y llegar al barco mucho más descansados.
- Por ejemplo, antes de subir por la escalera del barco, nuestro compañero nos puede ayudar a quitarnos las aletas. Si hay oleaje, quitárselas uno mismo, puede costar un poco. ¡Con el compañero es pan comido!
Amigo buceador, en este tema hemos aprendido a planificar las inmersiones desde varios puntos de vista. Recuerda las variables externas, del entorno; recuerda también la importancia de las variables internas, nuestra salud y el mantenernos actualizados en cuanto a los conocimientos; no olvides nunca el funcionamiento y manejo de las tablas de buceo, aunque tuvieses el mejor ordenador de buceo del mundo y planifica tus inmersiones teniendo en cuenta y con tu compañero de buceo. Tu binomio de buceo es la clave.
Ahora sí que sí. Amigo… ¡a bucear!
Con tus prácticas del primer curso de buceo aprenderás todas las destrezas de un buceador. Aprenderás también a planificar las inmersiones y practicarás en el agua todos los ejercicios necesarios para poder bucear con soltura, sin agobios, de forma fluida y relajada para que experimentes el buceo de verdad. Una experiencia única, segura, placentera y divertida que… ¡te cambiará la vida!
Disfruta del buceo, realiza unas cuantas inmersiones, adquiere soltura y confianza. Cuando tengas algo de experiencia, no lo dudes. De verdad, progresa en tu formación como buceador. ¡Esto es una pasada!
Mientras tanto… puedes echarle un ojo, cuando lo desees, a la teoría del curso de nivel 2. Seguro que lo disfrutas mucho más que el primero.